4
Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, y de su grosura. Y miró el SEÑOR a Abel y a su presente
5
y a Caín y a su presente no miró. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante
6
Entonces el SEÑOR dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué se ha inmutado tu rostro
7
Cierto que si bien hicieres, será acepto; y si no hicieres bien, a las puertas duerme el pecado, y a ti será su deseo, mas tú debes enseñorearte de él
8
Y habló Caín a su hermano Abel; y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y le mató
9
Y El SEÑOR dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano? Y él respondió: No sé; ¿soy yo guarda de mi hermano
10
Y él le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra
11
Ahora pues, maldito seas tú de la tierra que abrió su boca para recibir la sangre de tu hermano de tu mano
12
Cuando labrares la tierra, no te volverá a dar su fuerza; fugitivo y vagabundo serás en la tierra
13
Y dijo Caín al SEÑOR: Grande es mi iniquidad para ser soportada
14
He aquí me echas hoy de la faz de la tierra, y de tu presencia me esconderé; y seré fugitivo y vagabundo en la tierra; y será que cualquiera que me hallare, me matará