25
Cuando el hombre vio que no ganaría el combate, tocó la cadera de Jacob y la dislocó.
26
Luego el hombre le dijo:
—¡Déjame ir, pues ya amanece!
—No te dejaré ir a menos que me bendigas —le dijo Jacob.
27
—¿Cómo te llamas? —preguntó el hombre.
—Jacob —contestó él.
28
—Tu nombre ya no será Jacob —le dijo el hombre—. De ahora en adelante, serás llamado Israel,
porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido.
29
—Por favor, dime cuál es tu nombre —le dijo Jacob.
—¿Por qué quieres saber mi nombre? —respondió el hombre. Entonces bendijo a Jacob allí.
30
Jacob llamó a aquel lugar Peniel (que significa «rostro de Dios»), porque dijo: «He visto a Dios cara a cara, y sin embargo, conservo la vida».
31
El sol salía cuando Jacob dejó Peniel
y se fue cojeando debido a su cadera dislocada.
32
(Hasta el día de hoy, el pueblo de Israel no come del tendón que está cerca de la articulación de la cadera, debido a lo que ocurrió aquella noche cuando el hombre torció el tendón de la cadera de Jacob).