8
Raquel le puso por nombre Neftalí,
porque dijo: «He luchado mucho con mi hermana, ¡y estoy ganando!».
9
Mientras tanto, Lea se dio cuenta de que ya no quedaba embarazada, entonces tomó a su sierva, Zilpa, y la entregó a Jacob como esposa.
10
Pronto Zilpa le dio un hijo a Jacob.
11
Lea le puso por nombre Gad,
porque dijo: «¡Qué afortunada soy!».
12
Entonces Zilpa dio a Jacob un segundo hijo,
13
y Lea le puso por nombre Aser,
porque dijo: «¡Qué alegría que tengo! Ahora las demás mujeres celebrarán conmigo».
14
Cierto día, durante la cosecha de trigo, Rubén encontró algunas mandrágoras que crecían en el campo y se las llevó a su madre, Lea. Raquel le suplicó a Lea:
—Por favor, dame algunas de las mandrágoras que te trajo tu hijo.
15
—¿No fue suficiente con que me robaras a mi marido? ¿Ahora también te robarás las mandrágoras de mi hijo? —le respondió Lea con enojo.
Raquel contestó:
—Dejaré que Jacob duerma contigo esta noche si me das algunas mandrágoras.
16
Así que, al atardecer, cuando Jacob regresaba de los campos, Lea salió a su encuentro. «¡Debes venir a dormir conmigo esta noche! —le dijo ella—. Pagué por ti con algunas mandrágoras que encontró mi hijo». Por lo tanto, esa noche él durmió con Lea;
17
y Dios contestó las oraciones de Lea, y ella volvió a quedar embarazada y dio a luz un quinto hijo a Jacob.
18
Ella le puso por nombre Isacar,
porque dijo: «Dios me ha recompensado por haber dado a mi sierva como esposa a mi marido».