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Los siervos de Isaac también cavaron en el valle de Gerar y descubrieron un pozo de agua fresca;
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pero después, los pastores de Gerar llegaron y reclamaron el manantial. «Esta agua es nuestra», dijeron ellos, y discutieron sobre el pozo con los pastores de Isaac. Por eso Isaac llamó a aquel pozo Esek (que significa «disputa»).
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Luego los hombres de Isaac cavaron otro pozo, pero de nuevo hubo conflicto. Por eso Isaac lo llamó Sitna (que significa «hostilidad»).
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Isaac abandonó ese pozo, siguió adelante y cavó otro. Esta vez no hubo ningún conflicto, entonces Isaac llamó a aquel lugar Rejobot (que significa «espacio abierto»), porque dijo: «Al fin el Señor
ha creado espacio suficiente para que prosperemos en esta tierra».
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De allí Isaac se mudó a Beerseba,
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donde el Señor
se le apareció la noche de su llegada. «Yo soy el Dios de tu padre Abraham —dijo—. No tengas miedo, porque yo estoy contigo y te bendeciré. Multiplicaré a tus descendientes, y se convertirán en una gran nación. Lo haré a causa de la promesa que hice a Abraham, mi siervo».
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Luego Isaac construyó allí un altar y adoró al Señor
. Estableció su campamento en ese lugar, y sus siervos cavaron otro pozo.
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Pacto de Isaac con Abimelec
Cierto día, el rey Abimelec llegó desde Gerar con su consejero, Ahuzat, y también con Ficol, el comandante de su ejército.
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—¿Por qué han venido aquí? —preguntó Isaac—. Es evidente que ustedes me odian, ya que me echaron de su tierra.
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—Podemos ver claramente que el Señor
está contigo —respondieron ellos—. Por eso queremos hacer un tratado contigo bajo juramento.
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Jura que no nos harás daño, ya que nosotros nunca te hemos causado problemas a ti. Siempre te hemos tratado bien, y te despedimos en paz. ¡Y mira ahora cómo el Señor
te ha bendecido!