11
Debes cortar la carne del prepucio como señal del pacto entre tú y yo.
12
De generación en generación, todo varón debe ser circuncidado al octavo día de su nacimiento. Esto incluye no solamente a los miembros de tu familia sino también a los siervos nacidos en tu casa y a los siervos extranjeros que hayas comprado.
13
Todos deben ser circuncidados. Llevarán en su cuerpo la marca de mi pacto eterno.
14
Todo varón que no sea circuncidado será excluido de la familia del pacto por romper el pacto».
15
De Sarai a «Sara»
Entonces Dios le dijo a Abraham: «Con respecto a Sarai, tu esposa, su nombre no será más Sarai. A partir de ahora, se llamará Sara.
16
Y yo la bendeciré, ¡y te daré un hijo varón por medio de ella! Sí, la bendeciré en abundancia, y llegará a ser la madre de muchas naciones. Entre sus descendientes, habrá reyes de naciones».
17
Entonces Abraham se postró hasta el suelo, pero se rió por dentro, incrédulo. «¿Cómo podría yo ser padre a la edad de cien años? —pensó—. ¿Y cómo podrá Sara tener un bebé a los noventa años?».
18
Así que Abraham le dijo a Dios:
—¡Que Ismael viva bajo tu bendición especial!
19
Pero Dios le respondió:
—No. Sara, tu esposa, te dará a luz un hijo. Le pondrás por nombre Isaac,
y yo confirmaré mi pacto con él y con sus descendientes como pacto eterno.
20
Con respecto a Ismael, también a él lo bendeciré, tal como me has pedido. Haré que sea muy fructífero y multiplicaré su descendencia. Llegará a ser padre de doce príncipes, y haré de él una gran nación;
21
pero mi pacto se confirmará con Isaac, quien nacerá de ti y de Sara dentro de un año.