2
Entonces Sarai le dijo a Abram: «El Señor
no me ha permitido tener hijos. Ve y acuéstate con mi sierva; quizá yo pueda tener hijos por medio de ella». Y Abram aceptó la propuesta de Sarai.
3
Entonces Sarai, la esposa de Abram, tomó a Agar, la sierva egipcia, y la entregó a Abram como mujer. (Esto ocurrió diez años después de que Abram se estableció en la tierra de Canaán).
4
Así que Abram tuvo relaciones sexuales con Agar, y ella quedó embarazada; pero cuando Agar supo que estaba embarazada, comenzó a tratar con desprecio a su señora, Sarai.
5
Entonces Sarai le dijo a Abram:
—¡Todo esto es culpa tuya! Puse a mi sierva en tus brazos pero, ahora que está embarazada, me trata con desprecio. El Señor
mostrará quién está equivocado, ¡tú o yo!
6
Abram respondió:
—Mira, ella es tu sierva, así que haz con ella como mejor te parezca.
Entonces Sarai comenzó a tratar a Agar con tanta dureza que al final ella huyó.
7
El ángel del Señor
encontró a Agar en el desierto junto a un manantial de agua, en el camino que lleva a Shur.
8
El ángel le dijo:
—Agar, sierva de Sarai, ¿de dónde vienes y hacia dónde vas?
—Estoy huyendo de mi señora, Sarai —contestó ella.
9
El ángel del Señor
le dijo:
—Regresa a tu señora y sométete a su autoridad
10
—después añadió—: yo te daré más descendientes de los que puedas contar.
11
El ángel también dijo:
—Ahora estás embarazada y darás a luz un hijo. Lo llamarás Ismael (que significa «Dios oye»), porque el Señor
ha oído tu clamor de angustia.
12
Este hijo tuyo será un hombre indomable, ¡tan indomable como un burro salvaje! Levantará su puño contra todos, y todos estarán en su contra. Así es, vivirá en franca oposición con todos sus familiares.