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Ahora bien, las obras de la carne son evidentes, las cuales son: inmoralidad, impureza, sensualidad,
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idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, enojos, rivalidades, disensiones, sectarismos,
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envidias, borracheras, orgías y cosas semejantes, contra las cuales os advierto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.
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Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad,
23
mansedumbre, dominio propio; contra tales cosas no hay ley.
24
Pues los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.
25
Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.
26
No nos hagamos vanagloriosos, provocándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.