22
Apartaré mis ojos de ellos,
cuando esos ladrones invadan y profanen mi preciosa tierra.
23
»Prepara cadenas para mi pueblo,
porque la tierra está ensangrentada por crímenes terribles.
Jerusalén está llena de violencia.
24
Traeré a las naciones más despiadadas
para que se apoderen de sus casas.
Derrumbaré sus orgullosas fortalezas
y haré que se profanen sus santuarios.
25
El terror y el temblor se apoderarán de mi pueblo.
Buscarán paz, pero no la encontrarán.
26
Habrá calamidad tras calamidad;
un rumor seguirá a otro rumor.
En vano buscarán
una visión de los profetas.
No recibirán enseñanza de los sacerdotes
ni consejo de los líderes.
27
El rey y el príncipe quedarán indefensos,
sollozando de desesperación,
y las manos de la gente
temblarán de miedo.
Los haré pasar por la misma maldad
que ellos causaron a otros
y recibirán el castigo
que tanto merecen.
¡Entonces sabrán que yo soy el Señor
!».