10
»¡El día del juicio ha llegado;
tu destrucción está a la puerta!
La perversidad y la soberbia de la gente
han florecido en pleno.
11
La violencia de ellos se ha transformado en una vara
que los azotará por su perversidad.
Ninguno de esos orgullosos y perversos sobrevivirá.
Toda su riqueza y prestigio se esfumará.
12
Sí, ha llegado la hora,
¡este es el día!
Que los comerciantes no se alegren por las ofertas,
ni los vendedores lamenten sus pérdidas,
porque todos ellos caerán
bajo mi enojo terrible.
13
Aunque los mercaderes sobrevivan,
jamás regresarán a sus negocios.
Pues lo que Dios ha dicho se aplica a todos sin excepción,
¡no se cambiará!
Ninguna persona que viva descarriada por el pecado
se recuperará jamás.
14
Desolación de Israel
»Suena la trompeta para movilizar al ejército de Israel,
pero nadie presta atención,
porque me he enfurecido contra todos ellos.
15
Fuera de la ciudad hay guerra,
y dentro de la ciudad, enfermedades y hambre.
Los que estén fuera de las murallas de la ciudad
morirán al filo de las espadas enemigas.
Los que estén dentro de la ciudad
morirán de hambre y enfermedades.
16
Los sobrevivientes que escapen hacia las montañas
gemirán como palomas, sollozando por sus pecados.
17
Sus manos colgarán sin fuerza,
las rodillas les quedarán débiles como el agua.
18
Se vestirán de tela áspera;
el horror y la vergüenza los cubrirán.
Se afeitarán la cabeza
en señal de dolor y remordimiento.
19
»Arrojarán su dinero a la calle,
lo tirarán como si fuera basura.
Ni su oro ni su plata los salvará
cuando llegue ese día del enojo del Señor
.
No los saciarán ni los alimentarán,
porque su avaricia solo los hace tropezar.
20
Estaban orgullosos de sus hermosas joyas
y con ellas hicieron ídolos detestables e imágenes repugnantes.
Por lo tanto, haré que todas sus riquezas
les resulten asquerosas.