20
»”Por lo tanto, esto dice el Señor
Soberano: sin duda alguna, juzgaré entre las ovejas gordas y las ovejas escuálidas.
21
Pues ustedes, las ovejas gordas, han empujado, embestido y desplazado a mi rebaño enfermo y hambriento hasta esparcirlo por tierras lejanas.
22
Así que yo rescataré a mi rebaño y ya no será maltratado. Juzgaré entre un animal del rebaño y otro.
23
Sobre ellos pondré un solo pastor, a mi siervo David. Él las alimentará y será su pastor.
24
Yo, el Señor
, seré su Dios y mi siervo David será un príncipe en medio de mi pueblo. ¡Yo, el Señor
, he hablado!
25
Pacto de paz del Señor
»”Haré un pacto de paz con mi pueblo y alejaré de la tierra a los animales peligrosos. Entonces los israelitas podrán acampar seguros en los lugares más silvestres y dormir sin temor en el bosque.
26
Bendeciré a mi pueblo y a sus hogares alrededor de mi colina sagrada. En la temporada oportuna les enviaré las lluvias que necesiten; habrá lluvias de bendición.
27
Los huertos y los campos de mi pueblo darán cosechas abundantes y todos vivirán seguros. Una vez que yo rompa las cadenas de su esclavitud y los rescate de quienes los esclavizaron, entonces ellos sabrán que yo soy el Señor
.
28
Ya no serán presa de otras naciones, ni animales salvajes los devorarán. Vivirán seguros y nadie los atemorizará.
29
»”Haré que su tierra sea famosa por sus cosechas, para que mi pueblo nunca más pase hambre ni sufra los insultos de naciones extranjeras.
30
De ese modo, sabrán que yo, el Señor
su Dios, estoy con ellos y sabrán que ellos —los israelitas— son mi pueblo, dice el Señor
Soberano.
31
Ustedes son mi rebaño, las ovejas de mi prado. Ustedes son mi pueblo y yo soy su Dios. ¡Yo, el Señor
Soberano, he hablado!”».