31
Se rapan la cabeza en señal de duelo por ti
y se visten de tela áspera.
Lloran por ti con gran amargura
y profundo dolor.
32
Mientras se lamentan y gimen por ti,
entonan este triste canto fúnebre:
‘¿Hubo alguna vez una ciudad como Tiro,
que ahora está en silencio, en el fondo del mar?
33
Las mercancías que comerciabas
saciaron los deseos de muchas naciones.
Reyes de los confines de la tierra
se enriquecieron con tu comercio.
34
Ahora eres una nave que naufragó,
deshecha en el fondo del mar.
Toda tu mercancía y tu tripulación
se hundieron contigo.
35
Todos los habitantes de las costas
se horrorizan de tu terrible destino.
Los reyes están llenos de terror
y lo ven con la cara retorcida de espanto.
36
Los mercaderes de las naciones
menean la cabeza al verte,
pues llegaste a un horrible final
y dejarás de existir’”».