13
Pondré fin a la música de tus cánticos. Nunca más se oirá entre tu pueblo el sonido de las arpas.
14
Transformaré tu isla en una roca desnuda, un lugar donde los pescadores tiendan sus redes. Jamás serás reconstruida, porque yo, el Señor
, he hablado. ¡Sí, el Señor
Soberano ha hablado!
15
Efectos de la destrucción de Tiro
»Esto dice el Señor
Soberano a Tiro: toda la costa temblará ante el ruido de tu caída, mientras se oyen los gritos de los heridos que retumban en la prolongada masacre.
16
Los gobernantes de las ciudades portuarias dejarán sus tronos y se quitarán las vestiduras reales y su hermosa ropa. Se sentarán en el suelo, temblando de terror a causa de tu destrucción.
17
Después se lamentarán por ti entonando este canto fúnebre:
»¡Oh famosa ciudad isleña,
que antes gobernaba el mar,
cómo has sido destruida!
Tu gente, con su poderío naval,
antes sembraba terror por todo el mundo.
18
Ahora las tierras costeras tiemblan de miedo por tu caída.
Decaen las islas a medida que desapareces.
19
»Esto dice el Señor
Soberano: convertiré a Tiro en ruinas despobladas, como muchas otras. La sepultaré bajo las terribles oleadas del ataque enemigo. Los grandes mares te tragarán.
20
Te enviaré a la fosa para que te reúnas con los que descendieron allí hace mucho tiempo. Tu ciudad quedará en ruinas, sepultada bajo tierra, como los que están en la fosa, quienes entraron al mundo de los muertos. Aquí, en el mundo de los vivos, no tendrás ningún lugar de honor.
21
Te daré un fin terrible y dejarás de existir. Te buscarán, pero nunca más te encontrarán. ¡Yo, el Señor
Soberano, he hablado!».