35
Por tanto, así dice el Señor DIOS: "Porque me has olvidado y me has arrojado a tus espaldas, carga ahora con el castigo de tu lujuria y de tus prostituciones."
36
También me dijo el SEÑOR: Hijo de hombre, ¿juzgarás a Aholá y a Aholibá? Hazles saber, pues, sus abominaciones
37
Porque han cometido adulterio y hay sangre en sus manos; han cometido adulterio con sus ídolos, y aún a sus hijos, que dieron a luz para mí, han hecho pasar por el fuego como alimento para los ídolos.
38
Además me han hecho esto: han contaminado mi santuario en ese día y han profanado mis días de reposo
39
después de sacrificar sus hijos a sus ídolos, entraron en mi santuario el mismo día para profanarlo; y he aquí, así hicieron en medio de mi casa.
40
Aún más, mandaron llamar a hombres que vinieran de lejos, a quienes se les envió un mensajero; y he aquí, vinieron. Para ellos te bañaste, te pintaste los ojos y te ataviaste con adornos;
41
luego te sentaste en un suntuoso diván ante el cual estaba preparada una mesa en la que habías puesto mi incienso y mi aceite.
42
Y el ruido de una multitud despreocupada se oía allí, multitud de hombres, bebedores traídos del desierto. Y pusieron brazaletes en las manos de las mujeres y hermosas coronas sobre sus cabezas.
43
Entonces dije acerca de aquella que estaba consumida por sus adulterios: "¿Cometerán ahora fornicaciones con ella, estando ella así?"
44
Y se llegaron a ella como quien se llega a una ramera. Así se llegaron a Aholá y a Aholibá, mujeres depravadas.
45
Pero los hombres justos los juzgarán en el juicio de las adúlteras y en el juicio de las mujeres que derraman sangre, por ser ellas adúlteras y haber sangre en sus manos.