4 El día en que naciste, nadie se preocupó por ti. No te cortaron el cordón umbilical ni te lavaron ni te frotaron con sal ni te envolvieron en pañales.
5 Nadie puso el más mínimo interés en ti; nadie tuvo compasión de ti ni te cuidó. El día de tu nacimiento, no fuiste deseada; te arrojaron en el campo y te abandonaron para que murieras.
6 »”Sin embargo, llegué yo y te vi ahí, pataleando indefensa en tu propia sangre. Mientras estabas allí tirada dije: ‘¡Vive!’;
7 y te ayudé a florecer como una planta del campo. Creciste y te convertiste en una joya preciosa. Te crecieron los pechos y te salió el vello, pero seguías desnuda.
8 Cuando volví a pasar, vi que ya tenías edad para el amor. Entonces te envolví con mi manto para cubrir tu desnudez y te pronuncié mis votos matrimoniales. Hice un pacto contigo, dice el Señor
Soberano, y pasaste a ser mía.
9 »”Luego te bañé, te limpié la sangre y te froté la piel con aceites fragantes.
10 Te vestí con ropas costosas de lino fino y de seda con bordados hermosos, y te calcé con sandalias de cuero de cabra de la mejor calidad.
11 Te di joyas preciosas, pulseras y hermosos collares,
12 un anillo para la nariz, aretes para las orejas y una hermosa corona para la cabeza.
13 Así quedaste adornada con oro y plata. Tus ropas eran de lino fino con bordados hermosos. Comiste los mejores alimentos —harina selecta, miel y aceite de oliva— y te pusiste más hermosa que nunca. Parecías una reina ¡y lo eras!
14 Tu fama pronto se extendió por todo el mundo a causa de tu belleza. Te vestí de mi esplendor y perfeccioné tu belleza, dice el Señor
Soberano.
15 »”Pero pensaste que eras dueña de tu fama y tu belleza. Entonces te entregaste como prostituta a todo hombre que pasaba. Tu belleza estaba a la disposición del que la pidiera.
16 Usaste los hermosos regalos que te di para construir lugares de culto a ídolos, donde te prostituiste. ¡Qué increíble! ¿Cómo pudo ocurrir semejante cosa?
17 Tomaste las joyas y los adornos de oro y plata que yo te había dado y te hiciste estatuas de hombres y les rendiste culto. ¡Eso es adulterio contra mí!
18 Usaste las ropas con bordados hermosos que te di para vestir a tus ídolos. Después usaste mi aceite especial y mi incienso para rendirles culto.
19 ¡Imagínate! Ofreciste ante ellos en sacrificio la harina selecta, el aceite de oliva y la miel que yo te había dado, dice el Señor
Soberano.
20 »”Luego tomaste a tus hijos e hijas —los que diste a luz para mí— y los sacrificaste a tus dioses. ¿No era suficiente con haberte prostituido?
21 ¿También tenías que masacrar a mis hijos ofreciéndolos en sacrificio a ídolos?
22 En todos tus años de adulterio y pecado detestable, no recordaste ni una sola vez los días pasados, cuando estabas desnuda y tirada en el campo, pataleando en tu propia sangre.
23 »”¡Qué aflicción te espera!, dice el Señor
Soberano. Además de todas tus otras perversidades,
24 edificaste un santuario pagano y levantaste altares a ídolos en la plaza de cada ciudad.
25 En cada esquina contaminaste tu belleza ofreciendo tu cuerpo a todo el que pasaba, en una interminable ola de prostitución.
26 Luego agregaste a tu lista de amantes al lujurioso Egipto y provocaste mi enojo con tu creciente promiscuidad.
27 Por eso te golpeé con mi puño y reduje tu territorio. Te entregué en manos de tus enemigos, los filisteos, y hasta ellos quedaron horrorizados ante tu conducta depravada.
28 También te prostituiste con los asirios. ¡Parece que nunca te cansas de buscar nuevos amantes! Después de prostituirte con los asirios, tampoco quedaste satisfecha.
29 Por si fueran pocos tus amantes, también te abrazaste a Babilonia,
el territorio de los mercaderes, pero ni aun así quedaste satisfecha.
30 »”¡Qué enfermo tienes el corazón!, dice el Señor
Soberano, para hacer semejantes cosas comportándote como una prostituta desvergonzada.
31 Edificas tus santuarios paganos en cada esquina y construyes en cada plaza los altares para tus ídolos. En realidad, has sido peor que una prostituta, tan desesperada por pecar que ni siquiera exigías que te pagaran.
32 Sí, eres una esposa adúltera que recibe a extraños en lugar de a su propio marido.
33 Las prostitutas cobran por sus servicios, ¡pero tú no! Les das regalos a tus amantes, los sobornas para que tengan sexo contigo.
34 Así que haces lo contrario de las demás prostitutas; ¡tú les pagas a tus amantes en lugar de que ellos te paguen a ti!

La Biblia de las Américas (Español) BLA

Ezequiel 16:4 'En cuanto a tu nacimiento, el día que naciste no fue cortado tu cordón umbilical, ni fuiste lavada con agua para limpiarte; no fuiste frotada con sal, ni envuelta en pañales.

English Standard Version ESV

Ezekiel 16:4 And as for your birth, on the day you were born your cord was not cut, nor were you washed with water to cleanse you, nor rubbed with salt, nor wrapped in swaddling cloths.

La Biblia del Jubileo 2000 JBS

Ezequiel 16:4 En cuanto a tu nacimiento, el día que naciste no fue cortado tu ombligo, ni fuiste lavada con aguas para ablandarte, ni salada con sal, ni fuiste envuelta con fajas

King James Version KJV

Ezekiel 16:4 And as for thy nativity, in the day thou wast born thy navel was not cut, neither wast thou washed in water to supplea thee; thou wast not salted at all, nor swaddled at all.

New King James Version NKJV

Ezekiel 16:4 As for your nativity, on the day you were born your navel cord was not cut, nor were you washed in water to cleanse you; you were not rubbed with salt nor wrapped in swaddling cloths.

Nueva Versión Internacional NVI

Ezequiel 16:4 El día en que naciste no te cortaron el cordón umbilical; no te bañaron, no te frotaron con sal, ni te envolvieron en pañales.

La Biblia Reina-Valera (Español) RVR

Ezequiel 16:4 Y cuanto á tu nacimiento, el día que naciste no fué cortado tu ombligo, ni fuiste lavada con aguas para atemperarte, ni salada con sal, ni fuiste envuelta con fajas.

Sagradas Escrituras (1569) (Español) SEV

Ezequiel 16:4 En cuanto a tu nacimiento, el día que naciste no fue cortado tu ombligo, ni fuiste lavada con aguas para ablandarte, ni salada con sal, ni fuiste envuelta con fajas.

Herramientas de Estudio para Ezequiel 16:4-34