30
»”¡Qué enfermo tienes el corazón!, dice el Señor
Soberano, para hacer semejantes cosas comportándote como una prostituta desvergonzada.
31
Edificas tus santuarios paganos en cada esquina y construyes en cada plaza los altares para tus ídolos. En realidad, has sido peor que una prostituta, tan desesperada por pecar que ni siquiera exigías que te pagaran.
32
Sí, eres una esposa adúltera que recibe a extraños en lugar de a su propio marido.
33
Las prostitutas cobran por sus servicios, ¡pero tú no! Les das regalos a tus amantes, los sobornas para que tengan sexo contigo.
34
Así que haces lo contrario de las demás prostitutas; ¡tú les pagas a tus amantes en lugar de que ellos te paguen a ti!
35
Juicio por la prostitución de Jerusalén
»”¡Por lo tanto, prostituta, escucha este mensaje de parte del Señor
!
36
Esto dice el Señor
Soberano: por haber derramado tus deseos lujuriosos y haberte desnudado como prostituta ante tus amantes y por haber rendido culto a ídolos detestables
y masacrado a tus hijos en sacrificio a tus dioses,
37
ahora yo actuaré en consecuencia. Reuniré a todos tus aliados —los amantes con los que has pecado, tanto los que amaste como los que odiaste— y te desnudaré delante de ellos para que vean tu desnudez.
38
Te castigaré por tus homicidios y tu adulterio. En mi celosa furia te cubriré con sangre.
39
Luego te entregaré a todas esas naciones que son tus amantes y ellas te destruirán. Derrumbarán tus santuarios paganos y los altares de tus ídolos. Te arrancarán la ropa, se llevarán tus hermosas joyas y te dejarán completamente desnuda.
40
Juntas formarán una turba violenta para apedrearte y despedazarte con espadas.