18
«Hijo de hombre, estremécete al comer tu alimento; tiembla de miedo al beber tu agua.
19
Dile al pueblo: “Esto dice el Señor
Soberano acerca de los que viven en Israel y Jerusalén: ‘Con temblor comerán su alimento y con desesperación beberán su agua, porque la tierra quedará arrasada a causa de la violencia de sus habitantes.
20
Las ciudades serán destruidas y los campos quedarán hechos desiertos. Entonces ustedes sabrán que yo soy el Señor
’”».
21
Nuevo proverbio para Israel
Nuevamente recibí un mensaje del Señor
:
22
«Hijo de hombre, has oído ese proverbio que citan en Israel: “El tiempo pasa y las profecías quedan en nada”.
23
Dile al pueblo: “Esto dice el Señor
Soberano: ‘Pondré fin a este proverbio y pronto dejarán de citarlo’”. Ahora dales este nuevo proverbio en reemplazo del otro: “¡Ha llegado la hora de que se cumplan todas las profecías!”.
24
»Ya no habrá más visiones falsas ni predicciones aduladoras en Israel.
25
¡Pues yo soy el Señor
! Si yo lo digo, sucederá. Ya no habrá más demora para ustedes, rebeldes de Israel. Cumpliré mi amenaza de destrucción durante los años de su vida. ¡Yo, el Señor
Soberano, he hablado!».
26
Luego recibí este mensaje del Señor
:
27
«Hijo de hombre, los israelitas andan diciendo: “Él habla de un futuro lejano. Sus visiones no se cumplirán por muchísimo tiempo”.
28
Por lo tanto, diles: “Esto dice el Señor
Soberano: ‘¡Se acabó la demora! Ya mismo cumpliré todas mis amenazas. ¡Yo, el Señor
Soberano, he hablado!’”».