2
Zorobabel, hijo de Salatiel, y Jesúa, hijo de Jehosadac,
respondieron y continuaron la reconstrucción del templo de Dios en Jerusalén. Los profetas de Dios estaban con ellos y los ayudaban.
3
Sin embargo, Tatnai, el gobernador de la provincia situada al occidente del río Éufrates,
y Setar-boznai junto con sus colegas pronto llegaron a Jerusalén y preguntaron: «¿Quién les dio permiso para reconstruir este templo y restaurar esta estructura?».
4
También pidieron los nombres de todos los varones que trabajaban en la construcción del templo;
5
pero como Dios cuidaba a su pueblo, no pudieron impedir que los líderes judíos siguieran construyendo hasta que se enviara un informe a Darío y él comunicara su decisión al respecto.
6
Carta de Tatnai al rey Darío
La siguiente es una copia de la carta que el gobernador Tatnai, Setar-boznai y los demás funcionarios de la provincia situada al occidente del río Éufrates le enviaron al rey Darío:
7
«Al rey Darío: saludos.
8
»El rey debería saber que fuimos al sitio donde se construye el templo del gran Dios, en la provincia de Judá. Lo están reconstruyendo con piedras especialmente preparadas y le están colocando madera en las murallas. La obra prosigue con gran energía y éxito.
9
»Les preguntamos a los líderes: “¿Quién les dio permiso para reconstruir este templo y restaurar esta estructura?”.
10
También exigimos sus nombres para poder comunicarle a usted quiénes eran esos líderes.
11
»Ellos dieron la siguiente respuesta: “Nosotros somos siervos del Dios del cielo y de la tierra, y estamos reconstruyendo el templo que, hace muchos años, edificó aquí un gran rey de Israel.
12
No obstante, debido a que nuestros antepasados hicieron enojar al Dios del cielo, él los entregó en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia,
quien destruyó el templo y desterró al pueblo a Babilonia.