39
la familia de Harim
1017
40
Estos son los levitas que regresaron del destierro:
la familia de Jesúa y la de Cadmiel (descendientes de Hodavías)
74
41
los cantores de la familia de Asaf
128
42
los porteros de las familias de Salum, Ater, Talmón, Acub, Hatita y Sobai
139
43
Regresaron del destierro los descendientes de estos sirvientes del templo:
Ziha, Hasufa, Tabaot,
44
Queros, Siaha, Padón,
45
Lebana, Hagaba, Acub,
46
Hagab, Salmai,
Hanán,
47
Gidel, Gahar, Reaía,
48
Rezín, Necoda, Gazam,
49
Uza, Paseah, Besai,
50
Asena, Mehunim, Nefusim,
51
Bacbuc, Hacufa, Harhur,
52
Bazlut, Mehída, Harsa,
53
Barcos, Sísara, Tema,
54
Nezía y Hatifa.
55
Regresaron del destierro los descendientes de estos sirvientes del rey Salomón:
Sotai, Hasoferet, Peruda,
56
Jaala, Darcón, Gidel,
57
Sefatías, Hatil, Poqueret-hazebaim y Ami.
58
En total, los sirvientes del templo y los descendientes de los sirvientes de Salomón fueron trescientas noventa y dos personas.
59
Otro grupo regresó en esos días de las ciudades de Tel-mela, Tel-harsa, Querub, Addán e Imer. Sin embargo, ni ellos ni sus familias pudieron demostrar que eran descendientes de Israel.
60
Ese grupo incluía a las familias de Delaía, Tobías y Necoda: un total de seiscientas cincuenta y dos personas.
61
También regresaron tres familias de sacerdotes: Habaía, Cos y Barzilai. (Este Barzilai se había casado con una mujer que era descendiente de Barzilai de Galaad y había tomado el nombre de la familia de ella).
62
Buscaron sus nombres en los registros genealógicos pero no los encontraron, así que no calificaron para servir como sacerdotes.
63
El gobernador les dijo que no comieran de la porción de los sacrificios que correspondía a los sacerdotes hasta que un sacerdote pudiera consultar al Señor
sobre ese asunto por medio del Urim y el Tumim, o sea, el sorteo sagrado.
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Así que un total de 42.360 personas regresaron a Judá,
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además de 7337 sirvientes y 200 cantores, tanto hombres como mujeres.
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Llevaron consigo 736 caballos, 245 mulas,
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435 camellos y 6720 burros.
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Cuando llegaron al templo del Señor
en Jerusalén, algunos de los jefes de familia entregaron ofrendas voluntarias para la reconstrucción del templo de Dios en su sitio original,
69
y cada jefe dio todo lo que pudo. El total de esas ofrendas fue seiscientas un mil monedas de oro,
tres mil kilos
de plata y cien túnicas para los sacerdotes.
70
Entonces los sacerdotes, los levitas, los cantores, los porteros, los sirvientes del templo y algunos miembros del pueblo se establecieron en aldeas cerca de Jerusalén. El resto de la gente regresó a sus respectivas ciudades por todo el territorio de Israel.