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Relaciones guiadas por el Espíritu: el matrimonio
Es más, sométanse unos a otros por reverencia a Cristo.
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Para las esposas, eso significa: sométase cada una a su marido como al Señor,
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porque el marido es la cabeza de su esposa como Cristo es cabeza de la iglesia. Él es el Salvador de su cuerpo, que es la iglesia.
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Así como la iglesia se somete a Cristo, de igual manera la esposa debe someterse en todo a su marido.
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Para los maridos, eso significa: ame cada uno a su esposa tal como Cristo amó a la iglesia. Él entregó su vida por ella
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a fin de hacerla santa y limpia al lavarla mediante la purificación de la palabra de Dios.
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Lo hizo para presentársela a sí mismo como una iglesia gloriosa, sin mancha ni arruga ni ningún otro defecto. Será, en cambio, santa e intachable.
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De la misma manera, el marido debe amar a su esposa como ama a su propio cuerpo. Pues un hombre que ama a su esposa en realidad demuestra que se ama a sí mismo.
29
Nadie odia su propio cuerpo, sino que lo alimenta y lo cuida tal como Cristo lo hace por la iglesia.
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Y nosotros somos miembros de su cuerpo.
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Como dicen las Escrituras: «El hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su esposa, y los dos se convierten en uno solo»
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