17
Por otra parte, tampoco seas demasiado malo. ¡No seas necio! ¿Para qué morir antes de tiempo?
18
Presta atención a estas instrucciones, porque todo el que teme a Dios evitará caer en ambos extremos.
19
¡Un solo sabio es más fuerte que diez ciudadanos prominentes de una ciudad!
20
No hay una sola persona en la tierra que siempre sea buena y nunca peque.
21
No escuches conversaciones ajenas a escondidas: podrías escuchar que tu siervo te maldice.
22
Pues sabes bien de las veces que tú mismo maldijiste a otros.
23
Siempre hice todo lo posible para que la sabiduría guiara mis acciones y mis pensamientos. Me dije: «Me propongo ser sabio», pero no funcionó.
24
La sabiduría siempre está lejos y es difícil de encontrar.
25
Busqué por todas partes, decidido a encontrarla y a entender la razón de las cosas. Me había propuesto demostrarme a mí mismo que la maldad es una tontería y la insensatez, una locura.
26
Descubrí que una mujer seductora
es una trampa más amarga que la muerte. Su pasión es una red, y sus manos suaves son cadenas. Los que agradan a Dios escaparán de ella, pero los pecadores caerán en su trampa.
27
«Llegué a la siguiente conclusión —dice el Maestro—, la descubrí después de analizar la cuestión desde todos los ángulos posibles.
28
Aunque lo he investigado una y otra vez, veo que aún no encuentro lo que buscaba. Hay solo un hombre virtuoso entre mil, ¡pero ni una sola mujer!
29
Sin embargo, sí encontré lo siguiente: Dios creó al ser humano para que sea virtuoso, pero cada uno decidió seguir su propio camino descendente».