11
No hay memoria de lo que precedió, ni tampoco de lo que sucederá habrá memoria en los que serán después.
12
Yo el Predicador fuí rey sobre Israel en Jerusalem.
13
Y dí mi corazón á inquirir y buscar con sabiduría sobre todo lo que se hace debajo del cielo: este penoso trabajo dió Dios á los hijos de los hombres, en que se ocupen.
14
Yo miré todas las obras que se hacen debajo del sol; y he aquí, todo ello es vanidad y aflicción de espíritu.
15
Lo torcido no se puede enderezar; y lo falto no puede contarse.
16
Hablé yo con mi corazón, diciendo: He aquí hállome yo engrandecido, y he crecido en sabiduría sobre todos los que fueron antes de mí en Jerusalem; y mi corazón ha percibido muchedumbre de sabiduría y ciencia.
17
Y dí mi corazón á conocer la sabiduría, y también á entender las locuras y los desvaríos: conocí que aun esto era aflicción de espíritu.
18
Porque en la mucha sabiduría hay mucha molestia; y quien añade ciencia, añade dolor.