10
¿Hay algo de que se pueda decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han precedido.
11
No hay memoria de los primeros, ni tampoco de los postreros habrá memoria en los que serán después.
12
Yo el Predicador fui rey sobre Israel en Jerusalén.
13
Y di mi corazón a inquirir y buscar con sabiduría sobre todo lo que se hace debajo del cielo (este penoso trabajo dio Dios a los hijos de los hombres, en que se ocupen).
14
Yo miré todas las obras que se hacen debajo del sol; y he aquí, todo ello es vanidad y aflicción de espíritu.
15
Lo torcido no se puede enderezar; y lo falto no puede contarse.
16
Hablé yo con mi corazón, diciendo: He aquí yo me he engrandecido, y he crecido en sabiduría sobre todos los que fueron antes de mí en Jerusalén; y mi corazón ha percibido mucha sabiduría y ciencia.
17
Y di mi corazón a conocer la sabiduría, y la ciencia; y las locuras y los desvaríos conocí al fin que aun esto era aflicción de espíritu.
18
Porque en la mucha sabiduría hay mucha tristeza; y quien añade ciencia, añade dolor.