5
Ama al Señor
tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas.
6
Debes comprometerte con todo tu ser a cumplir cada uno de estos mandatos que hoy te entrego.
7
Repíteselos a tus hijos una y otra vez. Habla de ellos en tus conversaciones cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.
8
Átalos a tus manos y llévalos sobre la frente como un recordatorio.
9
Escríbelos en los marcos de la entrada de tu casa y sobre las puertas de la ciudad.
10
»El Señor
tu Dios pronto te establecerá en la tierra que juró darte cuando hizo un pacto con tus antepasados Abraham, Isaac y Jacob. Es una tierra con ciudades grandes y prósperas que tú no edificaste.
11
Encontrarás las casas muy bien abastecidas con bienes que tú no produjiste. Sacarás agua de cisternas que no cavaste y comerás de viñedos y olivares que no plantaste. Cuando hayas comido en esa tierra hasta saciarte,
12
ten cuidado de no olvidarte del Señor
, quien te rescató de la esclavitud de Egipto.
13
Teme al Señor
tu Dios y sírvele a él. Cuando hagas un juramento, hazlo sólo en su nombre.
14
»No rindas culto a ninguno de los dioses de las naciones vecinas,
15
porque el Señor
tu Dios, quien vive en medio de ti, es Dios celoso. Se encenderá su enojo contra ti y te borrará de la faz de la tierra.
16
No pondrás a prueba al Señor
tu Dios como cuando te quejaste contra él en Masá.
17
Obedece con diligencia los mandatos del Señor
tu Dios: todas las leyes y los decretos que te dio.
18
Haz lo que es bueno y correcto a los ojos de Dios, para que te vaya bien en todo. Entonces entrarás en la buena tierra que el Señor
juró dar a tus antepasados y la poseerás;
19
y expulsarás a todos los enemigos que viven en la tierra, tal como el Señor
dijo que harías.
20
»En el futuro tus hijos te preguntarán: “¿Qué significan estas leyes, estos decretos y estas ordenanzas que el Señor
nuestro Dios nos mandó obedecer?”.
21
»Entonces tú les dirás: “Nosotros éramos esclavos del faraón en la tierra de Egipto, pero el Señor
nos sacó de Egipto con su mano poderosa.
22
El Señor
hizo señales milagrosas y maravillas ante nuestros ojos, envió castigos terribles contra Egipto, contra el faraón y contra todo su pueblo.
23
Nos sacó de Egipto para entregarnos esta tierra que había jurado darles a nuestros antepasados.
24
Entonces el Señor
nuestro Dios nos ordenó obedecer todos estos decretos y temerlo a él, para que siguiera bendiciéndonos y preservara nuestra vida como lo ha hecho hasta el día de hoy.
25
Pues cuando obedezcamos todos los mandatos que el Señor
nuestro Dios nos ha dado, entonces se nos considerará justos”.