4
»¡Escucha, Israel! El Señor
es nuestro Dios, solamente el Señor
.
5
Ama al Señor
tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas.
6
Debes comprometerte con todo tu ser a cumplir cada uno de estos mandatos que hoy te entrego.
7
Repíteselos a tus hijos una y otra vez. Habla de ellos en tus conversaciones cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.
8
Átalos a tus manos y llévalos sobre la frente como un recordatorio.
9
Escríbelos en los marcos de la entrada de tu casa y sobre las puertas de la ciudad.
10
»El Señor
tu Dios pronto te establecerá en la tierra que juró darte cuando hizo un pacto con tus antepasados Abraham, Isaac y Jacob. Es una tierra con ciudades grandes y prósperas que tú no edificaste.
11
Encontrarás las casas muy bien abastecidas con bienes que tú no produjiste. Sacarás agua de cisternas que no cavaste y comerás de viñedos y olivares que no plantaste. Cuando hayas comido en esa tierra hasta saciarte,
12
ten cuidado de no olvidarte del Señor
, quien te rescató de la esclavitud de Egipto.
13
Teme al Señor
tu Dios y sírvele a él. Cuando hagas un juramento, hazlo sólo en su nombre.
14
»No rindas culto a ninguno de los dioses de las naciones vecinas,
15
porque el Señor
tu Dios, quien vive en medio de ti, es Dios celoso. Se encenderá su enojo contra ti y te borrará de la faz de la tierra.
16
No pondrás a prueba al Señor
tu Dios como cuando te quejaste contra él en Masá.
17
Obedece con diligencia los mandatos del Señor
tu Dios: todas las leyes y los decretos que te dio.
18
Haz lo que es bueno y correcto a los ojos de Dios, para que te vaya bien en todo. Entonces entrarás en la buena tierra que el Señor
juró dar a tus antepasados y la poseerás;
19
y expulsarás a todos los enemigos que viven en la tierra, tal como el Señor
dijo que harías.
20
»En el futuro tus hijos te preguntarán: “¿Qué significan estas leyes, estos decretos y estas ordenanzas que el Señor
nuestro Dios nos mandó obedecer?”.
21
»Entonces tú les dirás: “Nosotros éramos esclavos del faraón en la tierra de Egipto, pero el Señor
nos sacó de Egipto con su mano poderosa.
22
El Señor
hizo señales milagrosas y maravillas ante nuestros ojos, envió castigos terribles contra Egipto, contra el faraón y contra todo su pueblo.
23
Nos sacó de Egipto para entregarnos esta tierra que había jurado darles a nuestros antepasados.
24
Entonces el Señor
nuestro Dios nos ordenó obedecer todos estos decretos y temerlo a él, para que siguiera bendiciéndonos y preservara nuestra vida como lo ha hecho hasta el día de hoy.