15
Recuerda que tú también fuiste esclavo en Egipto y que el Señor
tu Dios te sacó de allí con mano fuerte y brazo poderoso. Por esa razón, el Señor
tu Dios te ordenó descansar el séptimo día.
16
»Honra a tu padre y a tu madre tal como el Señor
tu Dios te lo ordenó. Entonces tendrás una vida larga y plena en la tierra que el Señor
tu Dios te da.
17
»No cometas asesinato.
18
»No cometas adulterio.
19
»No robes.
20
»No des falso testimonio contra tu prójimo.
21
»No codicies la esposa de tu prójimo. Tampoco codicies la casa de tu prójimo ni su tierra, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su burro, ni ninguna otra cosa que le pertenezca.
22
»El Señor
les digirió esas palabras a todos ustedes cuando estaban reunidos al pie del monte. Habló con voz fuerte desde en medio del fuego, envuelto en nubes y una densa oscuridad. Eso fue todo lo que dijo en ese momento y escribió sus palabras en dos tablas de piedra y me las dio.
23
»Sin embargo, cuando ustedes escucharon la voz que salía de en medio de la oscuridad mientras el monte ardía en llamas, todos los ancianos y los jefes de las tribus se acercaron
24
y me dijeron: “Mira, el Señor
nuestro Dios nos ha mostrado su gloria y su grandeza, y hemos oído su voz salir de en medio del fuego. Hoy comprobamos que Dios puede hablar con los seres humanos, ¡pero aun así seguimos con vida!
25
Sin embargo, ¿para qué arriesgarnos otra vez a morir? Si el Señor
nuestro Dios vuelve a hablarnos, seguramente moriremos y seremos consumidos por ese imponente fuego.