26
»Hoy pongo al cielo y a la tierra como testigos contra ustedes. Si rompen mi pacto, pronto desaparecerán de la tierra que poseerán al cruzar el Jordán. Vivirán allí poco tiempo y después serán destruidos por completo.
27
Pues el Señor
los dispersará entre las naciones, donde solo unos pocos sobrevivirán.
28
Allí, en tierra extraña, rendirán culto a ídolos hechos de madera y de hierro, a dioses que no ven, ni oyen, ni comen, ni huelen.
29
Sin embargo, desde allí, buscarán nuevamente al Señor
su Dios. Y si lo buscan con todo el corazón y con toda el alma, lo encontrarán.
30
»En un futuro lejano, cuando estén sufriendo todas esas cosas, finalmente regresarán al Señor
su Dios y escucharán lo que él les dice.
31
Pues el Señor
su Dios es Dios compasivo; no los abandonará, ni los destruirá, ni se olvidará del pacto solemne que hizo con sus antepasados.
32
Hay solo un Dios
»Investiga toda la historia, desde el momento en que Dios creó a los seres humanos sobre la tierra hasta ahora, y busca desde un extremo del cielo hasta el otro. ¿Alguna vez se ha visto u oído algo tan grande como esto?
33
¿Hay alguna otra nación que haya escuchado la voz de Dios
hablar desde el fuego —tal como la escuchaste tú— y haya sobrevivido?
34
¿Existe algún otro dios que se haya atrevido a sacar a una nación de otra nación y hacerla suya con mano fuerte y brazo poderoso por medio de pruebas, señales asombrosas, milagros, guerras, y hechos aterradores? Eso fue precisamente lo que el Señor
tu Dios hizo por ti en Egipto, frente a tus propios ojos.
35
»Él te mostró esas cosas, para que supieras que el Señor
es Dios y que no hay ningún otro.
36
Él te permitió oír su voz desde el cielo para instruirte. Te permitió ver su fuego poderoso aquí, en la tierra, para hablarte desde allí.