18
de animales pequeños que corren por el suelo o de peces de las profundidades del mar.
19
Además, cuando miren hacia los cielos y vean el sol, la luna y las estrellas —todas las fuerzas del cielo—, no caigan en la tentación de rendirles culto. El Señor
su Dios se los dio a todos los pueblos de la tierra.
20
Recuerden que el Señor
su Dios los rescató de ese horno de fundir hierro que es Egipto, para convertirlos en su propio pueblo y en su posesión más preciada, y eso es lo que ahora son.
21
»Sin embargo, el Señor
se enojó conmigo por culpa de ustedes. Juró que yo no cruzaría el río Jordán para entrar en la buena tierra que el Señor
su Dios les da como su preciada posesión.
22
Ustedes cruzarán el Jordán para apoderarse de la tierra, pero yo no. En cambio, moriré aquí, al oriente del río.
23
Así que asegúrense de no romper el pacto que el Señor
su Dios hizo con ustedes. No se hagan ídolos de ninguna imagen ni de ninguna forma, porque el Señor
su Dios lo ha prohibido.
24
El Señor
su Dios es un fuego devorador; él es Dios celoso.
25
»En el futuro, cuando tengan hijos y nietos, y hayan vivido en esa tierra por mucho tiempo, no se corrompan haciendo ídolos de ninguna clase. Esa práctica es mala a los ojos de Dios y provocará su enojo.
26
»Hoy pongo al cielo y a la tierra como testigos contra ustedes. Si rompen mi pacto, pronto desaparecerán de la tierra que poseerán al cruzar el Jordán. Vivirán allí poco tiempo y después serán destruidos por completo.
27
Pues el Señor
los dispersará entre las naciones, donde solo unos pocos sobrevivirán.
28
Allí, en tierra extraña, rendirán culto a ídolos hechos de madera y de hierro, a dioses que no ven, ni oyen, ni comen, ni huelen.