45
Cuando Moisés terminó de recitar todas esas palabras al pueblo de Israel,
46
agregó: «Toma en serio cada una de las advertencias que te hice hoy. Transmítelas como una orden a tus hijos, para que obedezcan cada palabra de esas instrucciones.
47
No son palabras vacías; ¡son tu vida! Si las obedeces, disfrutarás de muchos años en la tierra que poseerás al cruzar el río Jordán».
48
Anuncio de la muerte de Moisés
Ese mismo día, el Señor
le dijo a Moisés:
49
«Ve a Moab, a las montañas que están al oriente del río,
y sube el monte Nebo, que está frente a Jericó. Contempla la tierra de Canaán, la tierra que le doy al pueblo de Israel como su preciada posesión.
50
Entonces morirás allí, en la montaña. Te reunirás con tus antepasados tal como tu hermano Aarón, quien murió en el monte Hor y se reunió con sus antepasados.
51
Pues los dos me traicionaron ante los israelitas en las aguas de Meriba en Cades,
en el desierto de Zin. Allí ustedes no le demostraron mi santidad al pueblo de Israel.
52
Así que verás la tierra desde lejos, pero no podrás entrar en la tierra que le doy al pueblo de Israel».