39 ¡Miren ahora, yo mismo soy Dios!
¡No hay otro dios aparte de mí!
Yo soy el que mata y el que da vida,
soy el que hiere y el que sana.
¡Nadie puede ser librado de mi mano poderosa!
40 Ahora levanto mi mano al cielo
y declaro: ‘Tan cierto como que yo vivo,
41 cuando afile mi espada reluciente
y comience a hacer justicia,
me vengaré de mis enemigos
y daré su merecido a los que me rechazan.
42 Haré que mis flechas se emborrachen de sangre,
y mi espada devorará carne:
la sangre de los masacrados y cautivos,
y las cabezas de los jefes enemigos’”.
43 »Alégrense con él, oh cielos,
y que lo adoren todos los ángeles de Dios.
Alégrense con su pueblo, oh naciones,
y que todos los ángeles se fortalezcan en él.
Pues él vengará la sangre de sus siervos,
cobrará venganza de sus enemigos.
Dará su merecido a los que lo odian
y limpiará la tierra para su pueblo».
44 Entonces Moisés fue con Josué,
hijo de Nun, y recitó todas las palabras de ese canto al pueblo.
45 Cuando Moisés terminó de recitar todas esas palabras al pueblo de Israel,
46 agregó: «Toma en serio cada una de las advertencias que te hice hoy. Transmítelas como una orden a tus hijos, para que obedezcan cada palabra de esas instrucciones.
47 No son palabras vacías; ¡son tu vida! Si las obedeces, disfrutarás de muchos años en la tierra que poseerás al cruzar el río Jordán».
48 Anuncio de la muerte de Moisés
Ese mismo día, el Señor
le dijo a Moisés:
49 «Ve a Moab, a las montañas que están al oriente del río,
y sube el monte Nebo, que está frente a Jericó. Contempla la tierra de Canaán, la tierra que le doy al pueblo de Israel como su preciada posesión.
50 Entonces morirás allí, en la montaña. Te reunirás con tus antepasados tal como tu hermano Aarón, quien murió en el monte Hor y se reunió con sus antepasados.
51 Pues los dos me traicionaron ante los israelitas en las aguas de Meriba en Cades,
en el desierto de Zin. Allí ustedes no le demostraron mi santidad al pueblo de Israel.
52 Así que verás la tierra desde lejos, pero no podrás entrar en la tierra que le doy al pueblo de Israel».

La Biblia de las Américas (Español) BLA

Deuteronomio 32:39 "Ved ahora que yo, yo soy el Señor, y fuera de mí no hay dios. Yo hago morir y hago vivir. Yo hiero y yo sano, y no hay quien pueda librar de mi mano.

English Standard Version ESV

Deuteronomy 32:39 "'See now that I, even I, am he, and there is no god beside me; I kill and I make alive; I wound and I heal; and there is none that can deliver out of my hand.

La Biblia del Jubileo 2000 JBS

Deuteronomio 32:39 Ved ahora que yo, yo soy él, y no hay dioses conmigo; yo hago morir, y yo hago vivir; yo hiero, y yo curo; y no hay quien pueda librar de mi mano

King James Version KJV

Deuteronomy 32:39 See now that I, even I, am he, and there is no god with me: I kill, and I make alive; I wound, and I heal: neither is there any that can deliver out of my hand.

New King James Version NKJV

Deuteronomy 32:39 'Now see that I, even I, am He, And there is no God besides Me; I kill and I make alive; I wound and I heal; Nor is there any who can deliver from My hand.

Nueva Versión Internacional NVI

Deuteronomio 32:39 »”¡Vean ahora que yo soy único!No hay otro Dios fuera de mí.Yo doy la muerte y devuelvo la vida,causo heridas y doy sanidad.Nadie puede librarse de mi poder.

La Biblia Reina-Valera (Español) RVR

Deuteronomio 32:39 Ved ahora que yo, yo soy, Y no hay dioses conmigo: Yo hago morir, y yo hago vivir: Yo hiero, y yo curo: Y no hay quien pueda librar de mi mano.

Sagradas Escrituras (1569) (Español) SEV

Deuteronomio 32:39 Ved ahora que yo, yo soy, y no hay dioses conmigo; yo hago morir, y yo hago vivir; yo hiero, y yo curo; y no hay quien pueda librar de mi mano.

Herramientas de Estudio para Deuteronomio 32:39-52