26
"Yo hubiera dicho: 'Los haré pedazos, borraré la memoria de ellos de entre los hombres',
27
si no hubiera temido la provocación del enemigo, no sea que entendieran mal sus adversarios, no sea que dijeran: 'Nuestra mano ha triunfado, y el SEÑOR no ha hecho todo esto.'"
28
Porque son una nación privada de consejo, y no hay en ellos inteligencia.
29
Ojalá que fueran sabios, que comprendieran esto, que discernieran su futuro.
30
¿Cómo pudiera uno perseguir a mil, y dos hacer huir a diez mil, si su Roca no los hubiera vendido, y el SEÑOR no los hubiera entregado?
31
En verdad, su roca no es como nuestra Roca; aun nuestros mismos enemigos así lo juzgan.
32
Porque su vid es de la vid de Sodoma y de los campos de Gomorra; sus uvas son uvas venenosas, sus racimos, amargos.
33
Su vino es veneno de serpientes, y ponzoña mortal de cobras.
34
"¿No tengo yo esto guardado conmigo, sellado en mis tesoros?
35
"Mía es la venganza y la retribución; a su tiempo el pie de ellos resbalará, porque el día de su calamidad está cercano, ya se precipita lo que les está preparado."
36
Porque el SEÑOR vindicará a su pueblo y tendrá compasión de sus siervos, cuando vea que su fuerza se ha ido, y que nadie queda, ni siervo ni libre.
37
Dirá El entonces: "¿Dónde están sus dioses, la roca en que buscaban refugio,
38
los que comían la grosura de sus sacrificios, y bebían el vino de su libación? ¡Que se levanten y os ayuden! ¡Que sean ellos vuestro refugio!
39
"Ved ahora que yo, yo soy el Señor, y fuera de mí no hay dios. Yo hago morir y hago vivir. Yo hiero y yo sano, y no hay quien pueda librar de mi mano.
40
"Ciertamente, alzo a los cielos mi mano, y digo: Como que vivo yo para siempre,
41
cuando afile mi espada flameante y mi mano empuñe la justicia, me vengaré de mis adversarios y daré el pago a los que me aborrecen.
42
"Embriagaré mis saetas con sangre, y mi espada se hartará de carne, de sangre de muertos y cautivos, de los jefes de larga cabellera del enemigo."
43
Regocijaos, naciones, con su pueblo, porque El vengará la sangre de sus siervos; traerá venganza sobre sus adversarios, y hará expiación por su tierra y su pueblo.
44
Entonces llegó Moisés y habló todas las palabras de este cántico a oídos del pueblo, él, con Josué, hijo de Nun.
45
Cuando terminó Moisés de hablar todas estas palabras a todo Israel,
46
les dijo: Fijad en vuestro corazón todas las palabras con que os advierto hoy, las cuales ordenaréis a vuestros hijos que las obedezcan cuidadosamente, todas las palabras de esta ley.