22 Pues mi enojo arde como el fuego
y quema hasta las profundidades de la tumba.
Devora la tierra y todos sus cultivos
y enciende hasta los cimientos de las montañas.
23 Amontonaré calamidades sobre ellos
y los derribaré con mis flechas.
24 Los debilitaré con hambre,
alta fiebre y enfermedades mortales.
Les enviaré los colmillos de bestias salvajes
y serpientes venenosas que se arrastran por el polvo.
25 Por fuera, la espada los matará
y por adentro, el terror los carcomerá,
tanto a los muchachos como a las jovencitas,
tanto a los niños como a los ancianos.
26 Los habría aniquilado por completo,
habría borrado hasta el recuerdo de ellos,
27 pero temí la burla de los enemigos de Israel,
quienes podrían entender mal y decir:
‘¡Nuestro poder ha triunfado!
¡El Señor
no tuvo nada que ver en eso!’”
28 »Pero Israel es una nación insensata;
su gente es necia, sin entendimiento.
29 ¡Ay, si fueran sabios y entendieran estas cosas!
¡Ay, si supieran lo que les espera!
30 ¿Cómo podría una persona perseguir a mil de ellos
y dos personas hacer huir a diez mil,
a menos que la Roca de ellos los hubiera vendido,
a menos que el Señor
se los hubiera entregado?
31 Pero la roca de nuestros enemigos no es como nuestra Roca,
hasta ellos mismos se dan cuenta de eso.
32 Su vid crece de la vid de Sodoma,
de los viñedos de Gomorra.
Sus uvas son veneno,
y sus racimos son amargos.
33 Su vino es veneno de serpientes,
veneno mortal de cobras.
34 »El Señor
dice: “¿Acaso no estoy sellando todas esas cosas
y almacenándolas en mi cofre?
35 Yo tomaré venganza; yo les pagaré lo que se merecen.
A su debido tiempo, sus pies resbalarán.
Les llegará el día de la calamidad,
y su destino los alcanzará”.
36 »Sin duda, el Señor
hará justicia a su pueblo
y cambiará de parecer acerca de
sus siervos,
cuando vea que ya no tienen fuerzas
y no queda nadie allí, ni siervo ni libre.
37 Y luego preguntará: “¿Dónde están sus dioses,
esas rocas a las que acudieron para refugiarse?
38 ¿Dónde están ahora los dioses
que comían la gordura de sus sacrificios
y bebían el vino de sus ofrendas?
¡Que se levanten esos dioses y los ayuden!
¡Que ellos les den refugio!
39 ¡Miren ahora, yo mismo soy Dios!
¡No hay otro dios aparte de mí!
Yo soy el que mata y el que da vida,
soy el que hiere y el que sana.
¡Nadie puede ser librado de mi mano poderosa!
40 Ahora levanto mi mano al cielo
y declaro: ‘Tan cierto como que yo vivo,
41 cuando afile mi espada reluciente
y comience a hacer justicia,
me vengaré de mis enemigos
y daré su merecido a los que me rechazan.
42 Haré que mis flechas se emborrachen de sangre,
y mi espada devorará carne:
la sangre de los masacrados y cautivos,
y las cabezas de los jefes enemigos’”.
43 »Alégrense con él, oh cielos,
y que lo adoren todos los ángeles de Dios.
Alégrense con su pueblo, oh naciones,
y que todos los ángeles se fortalezcan en él.
Pues él vengará la sangre de sus siervos,
cobrará venganza de sus enemigos.
Dará su merecido a los que lo odian
y limpiará la tierra para su pueblo».
44 Entonces Moisés fue con Josué,
hijo de Nun, y recitó todas las palabras de ese canto al pueblo.
45 Cuando Moisés terminó de recitar todas esas palabras al pueblo de Israel,
46 agregó: «Toma en serio cada una de las advertencias que te hice hoy. Transmítelas como una orden a tus hijos, para que obedezcan cada palabra de esas instrucciones.
47 No son palabras vacías; ¡son tu vida! Si las obedeces, disfrutarás de muchos años en la tierra que poseerás al cruzar el río Jordán».
48 Anuncio de la muerte de Moisés
Ese mismo día, el Señor
le dijo a Moisés:
49 «Ve a Moab, a las montañas que están al oriente del río,
y sube el monte Nebo, que está frente a Jericó. Contempla la tierra de Canaán, la tierra que le doy al pueblo de Israel como su preciada posesión.
50 Entonces morirás allí, en la montaña. Te reunirás con tus antepasados tal como tu hermano Aarón, quien murió en el monte Hor y se reunió con sus antepasados.
51 Pues los dos me traicionaron ante los israelitas en las aguas de Meriba en Cades,
en el desierto de Zin. Allí ustedes no le demostraron mi santidad al pueblo de Israel.
52 Así que verás la tierra desde lejos, pero no podrás entrar en la tierra que le doy al pueblo de Israel».

La Biblia de las Américas (Español) BLA

Deuteronomio 32:22 porque fuego se ha encendido en mi ira, que quema hasta las profundidades del Seol , consume la tierra con su fruto, e incendia los fundamentos de los montes.

English Standard Version ESV

Deuteronomy 32:22 For a fire is kindled by my anger, and it burns to the depths of Sheol, devours the earth and its increase, and sets on fire the foundations of the mountains.

La Biblia del Jubileo 2000 JBS

Deuteronomio 32:22 Porque fuego se encenderá en mi furor, y arderá hasta lo más profundo del Seol; y devorará la tierra y sus frutos, y abrasará los fundamentos de los montes

King James Version KJV

Deuteronomy 32:22 For a fire is kindled in mine anger, and shall burna unto the lowest hell, and shall consume the earth with her increase, and set on fire the foundations of the mountains.

New King James Version NKJV

Deuteronomy 32:22 For a fire is kindled by my anger, And shall burn to the lowest hell; It shall consume the earth with her increase, And set on fire the foundations of the mountains.

Nueva Versión Internacional NVI

Deuteronomio 32:22 Se ha encendido el fuego de mi ira,que quema hasta lo profundo del abismo.Devorará la tierra y sus cosechas,y consumirá la raíz de las montañas.

La Biblia Reina-Valera (Español) RVR

Deuteronomio 32:22 Porque fuego se encenderá en mi furor, Y arderá hasta el profundo; Y devorará la tierra y sus frutos, Y abrasará los fundamentos de los montes.

Sagradas Escrituras (1569) (Español) SEV

Deuteronomio 32:22 Porque fuego se encenderá en mi furor, y arderá hasta el infierno más profundo; y devorará la tierra y sus frutos, y abrasará los fundamentos de los montes.

Herramientas de Estudio para Deuteronomio 32:22-52