13
Él lo dejó cabalgar sobre tierras altas
y saciarse con las cosechas de los campos.
Lo nutrió con miel de la roca
y con aceite de oliva de los pedregales.
14
Lo alimentó con yogur
de la manada
y leche del rebaño,
y también con la grasa de los corderos.
Le dio de los mejores carneros de Basán y cabras,
junto con el trigo más selecto.
Bebiste el vino más fino,
elaborado con el jugo de las uvas.
15
»Pero Israel
pronto engordó y se volvió rebelde;
¡el pueblo aumentó de peso, se puso gordo y relleno!
Entonces abandonó a Dios, quien lo había creado;
se burló de la Roca de su salvación.
16
Lo provocó a celos al rendir culto a dioses ajenos;
lo enfureció con sus actos detestables.
17
Ofreció sacrificios a demonios, los cuales no son Dios,
a dioses que no conocían,
a dioses nuevos y recientes;
a dioses que sus antepasados jamás temieron.
18
Descuidaste la Roca que te engendró;
te olvidaste del Dios que te dio la vida.
19
»El Señor
vio todo eso y se alejó de ti,
provocado al enojo por sus propios hijos e hijas.
20
Dijo: “Los abandonaré
y ya veremos cómo terminan.
Pues son una generación torcida,
hijos sin integridad.
21
Ellos despertaron mis celos al rendir culto a cosas que no son Dios;
provocaron mi enojo con sus ídolos inútiles.
Ahora yo despertaré sus celos con gente que ni siquiera es pueblo,
provocaré su enojo por medio de gentiles
insensatos.
22
Pues mi enojo arde como el fuego
y quema hasta las profundidades de la tumba.
Devora la tierra y todos sus cultivos
y enciende hasta los cimientos de las montañas.
23
Amontonaré calamidades sobre ellos
y los derribaré con mis flechas.