8
El SEÑOR irá delante de ti; El estará contigo, no te dejará ni te desamparará; no temas ni te acobardes.
9
Y escribió Moisés esta ley y la dio a los sacerdotes, hijos de Leví, que llevaban el arca del pacto del SEÑOR, y a todos los ancianos de Israel.
10
Entonces Moisés les ordenó, diciendo: Al fin de cada siete años, durante el tiempo del año de la remisión de deudas, en la fiesta de los tabernáculos,
11
cuando todo Israel venga a presentarse delante del SEÑOR tu Dios en el lugar que El escoja, leerás esta ley delante de todo Israel, a oídos de ellos.
12
Congrega al pueblo, hombres, mujeres y niños, y al forastero que está en tu ciudad, para que escuchen, aprendan a temer al SEÑOR tu Dios, y cuiden de observar todas las palabras de esta ley.
13
Y sus hijos, que no la conocen, la oirán y aprenderán a temer al SEÑOR vuestro Dios, mientras viváis en la tierra adonde vosotros vais, cruzando al otro lado del Jordán para poseerla.
14
Entonces dijo el SEÑOR a Moisés: He aquí, el tiempo de tu muerte está cerca; llama a Josué y presentaos en la tienda de reunión para que yo le dé mis órdenes. Fueron, pues, Moisés y Josué y se presentaron en la tienda de reunión.
15
Y se apareció el SEÑOR en la tienda en una columna de nube, y la columna de nube se puso a la entrada de la tienda.
16
Y el SEÑOR dijo a Moisés: He aquí, tú vas a dormir con tus padres; y este pueblo se levantará y fornicará tras los dioses extranjeros de la tierra en la cual va a entrar, y me dejará y quebrantará mi pacto que hice con él.
17
Y se encenderá mi ira contra él en aquel día; los abandonaré y esconderé mi rostro de ellos. Será consumido, y muchos males y tribulaciones vendrán sobre él, por lo que dirá en aquel día: "¿No será porque mi Dios no está en medio de mí que me han alcanzado estos males?"
18
Pero ciertamente esconderé mi rostro en aquel día por todo el mal que habrá hecho, pues se volverá a otros dioses.