16
El Señor
le dijo a Moisés: «Estás por morir y vas a reunirte con tus antepasados. Cuando ya no estés aquí, los israelitas comenzarán a rendir culto a dioses ajenos, los dioses de la tierra a la cual se dirigen. Me abandonarán y romperán el pacto que hice con ellos.
17
Entonces mi enojo arderá contra ellos. Los abandonaré, esconderé mi rostro de ellos, y serán devorados. Pasarán terribles dificultades y, en aquel día, dirán: “¡Estas calamidades nos han ocurrido porque Dios ya no está entre nosotros!”.
18
En esos días esconderé mi rostro de ellos debido a toda la maldad que cometen al rendir culto a otros dioses.
19
»Por lo tanto, escribe este canto y enséñalo a los israelitas. Ayúdalos a que lo aprendan, para que me sirva de testigo contra ellos.
20
Pues los haré entrar en la tierra que juré dar a sus antepasados, una tierra donde fluyen la leche y la miel. Allí llegarán a ser prósperos, comerán todo lo que quieran y engordarán. Pero comenzarán a rendir culto a otros dioses; me despreciarán y romperán mi pacto.
21
Entonces cuando les ocurran grandes calamidades, este canto servirá de prueba en su contra, porque sus descendientes jamás lo olvidarán. Yo conozco las intenciones de este pueblo, incluso ahora que todavía no han entrado en la tierra que prometí darles».
22
Así que, ese mismo día, Moisés escribió el canto y lo enseñó a los israelitas.
23
Luego el Señor
encargó a Josué, hijo de Nun, con las siguientes palabras: «Sé fuerte y valiente porque tendrás que llevar al pueblo de Israel a la tierra que juré darles. Yo estaré contigo».
24
Cuando Moisés terminó de escribir todo el conjunto de instrucciones en un libro,
25
les dio la siguiente orden a los levitas que llevaban el arca del pacto del Señor
:
26
«Tomen este libro de instrucción y pónganlo al lado del arca del pacto del Señor
su Dios, para que quede allí como testigo contra ustedes, los israelitas.