8
»Por lo tanto, nos apoderamos de la tierra que pertenecía a los dos reyes amorreos del oriente del río Jordán, desde el valle del Arnón hasta el monte Hermón.
9
(Los sidonios llaman Sirión al monte Hermón, mientras que los amorreos lo llaman Senir).
10
Para entonces ya habíamos conquistado todas las ciudades de la meseta y todo el territorio de Galaad y de Basán, aun hasta llegar a las ciudades de Salca y de Edrei, que formaban parte del reino de Og, en Basán.
11
(Og, rey de Basán, fue el último sobreviviente de los gigantes refaítas. Su cama era de hierro y tenía más de cuatro metros de largo y casi dos de ancho.
Aún hoy se puede ver en la ciudad amonita de Rabá).
12
La división de la tierra al oriente del Jordán
»Cuando tomamos posesión de esa tierra, les di a la tribu de Rubén y a la de Gad el territorio que está pasando Aroer, a lo largo del valle del Arnón, y también la mitad de la zona montañosa de Galaad junto con sus ciudades.
13
Después le entregué a la media tribu de Manasés el resto de Galaad y todo Basán, que era el antiguo reino de Og. (A toda esa región de Argot, en Basán, se le conocía como la tierra de los refaítas.
14
Jair, uno de los líderes de la tribu de Manasés, conquistó toda esa región de Argot, en Basán, hasta llegar a la frontera con los gesureos y maacateos. Jair le puso su propio nombre a la región, es decir, la llamó Ciudades de Jair,
y así se le conoce hasta el día de hoy).
15
Le di Galaad al clan de Maquir;
16
pero también di parte de Galaad a la tribu de Rubén y a la de Gad. La región que les entregué se extiende desde el medio del valle del Arnón, al sur, hasta el río Jaboc, en la frontera amonita.
17
También recibieron el valle del Jordán, es decir, todo el trayecto desde el mar de Galilea hasta el mar Muerto,
donde el río Jordán servía de límite occidental. Hacia el oriente estaban las laderas del monte Pisga.
18
»En aquel tiempo, les di la siguiente orden a las tribus que iban a vivir al oriente del Jordán: “Por más que el Señor
su Dios les haya dado esta tierra como propiedad, todos sus hombres de guerra deberán cruzar el Jordán delante de sus hermanos israelitas, armados y listos para ayudarlos;