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Ordenanzas sobre la pureza sexual
»Supongamos que un hombre se casa con una mujer pero, después de dormir con ella, la desprecia
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y la acusa públicamente de conducta vergonzosa diciendo: “Me casé con esta mujer y descubrí que no era virgen”.
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Entonces el padre y la madre de la mujer tendrán que llevar la prueba de la virginidad de su hija a los ancianos mientras estén juzgando en las puertas de la ciudad.
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El padre deberá decirles: “Yo le di mi hija a este hombre para que fuera su esposa, y ahora él la desprecia.
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La ha acusado de conducta vergonzosa diciendo: ‘Descubrí que su hija no era virgen’. Sin embargo, aquí tengo la prueba de su virginidad”. Entonces los padres extenderán la sábana matrimonial delante de los ancianos.
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Los ancianos tomarán al hombre y lo castigarán.
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También le impondrán una multa de cien monedas de plata,
que deberá pagar al padre de la mujer por haber acusado públicamente de conducta vergonzosa a una virgen de Israel. La mujer seguirá siendo esposa del hombre, y él jamás podrá divorciarse de ella.
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»Pero supongamos que las acusaciones del hombre son ciertas, y puede demostrar que la mujer no era virgen.
21
Entonces la llevarán a la puerta de la casa de su padre, y allí los hombres de la ciudad la matarán a pedradas, porque ha cometido un delito vergonzoso en Israel: ha sido promiscua mientras vivía en la casa de sus padres. De ese modo limpiarás esa maldad que hay en medio de ti.
22
»Si se descubre que un hombre comete adulterio, tanto él como la mujer deben morir. De ese modo limpiarás a Israel de semejante maldad.
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»Supongamos que un hombre conoce a una joven virgen que está comprometida para casarse y tiene relaciones sexuales con ella. Si tal cosa sucediera dentro de una ciudad,