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El Señor
los hirió hasta que todos quedaron eliminados de la comunidad.
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»Cuando todos los hombres con edad para ir a la guerra murieron,
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el Señor
me dijo:
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“Hoy cruzarán la frontera con Moab por la ciudad de Ar
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y entrarán en la tierra de los amonitas, que son descendientes de Lot; pero no los molesten ni comiencen una guerra contra ellos. A los amonitas les he dado el territorio de Amón como propiedad y a ustedes no les daré ninguna parte de la tierra de ellos”».
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(Antiguamente, a esa región se le consideraba la tierra de los refaítas, porque ellos habían vivido allí, aunque los amonitas los llamaban zomzomeos.
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También eran fuertes, altos y numerosos como los anaceos. Pero el Señor
destruyó a los refaítas para que los amonitas se apoderaran de la tierra de ellos.
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Lo mismo hizo por los descendientes de Esaú, que vivían en Seir, pues destruyó a los horeos para que los de Esaú pudieran establecerse allí. Los descendientes de Esaú viven en esa tierra hasta el día de hoy.
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Algo parecido sucedió cuando los caftoreos de Creta
invadieron y destruyeron a los aveos, que habían vivido en aldeas en la región de Gaza).
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Moisés siguió diciendo: «Entonces el Señor
dijo: “¡Pónganse en marcha! Crucen el valle del Arnón. Miren, les voy a entregar al amorreo Sehón, rey de Hesbón, y también a su tierra. Atáquenlo y comiencen a apoderarse de su territorio.
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A partir de hoy, haré que los pueblos de toda la tierra sientan terror a causa de ustedes. Cuando oigan hablar de ustedes, temblarán de espanto y de miedo”».
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Victoria sobre Sehón, rey de Hesbón
Moisés siguió diciendo: «Desde el desierto de Cademot mandé embajadores a Sehón, rey de Hesbón, con la siguiente propuesta de paz:
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“Permítanos atravesar su territorio. Nos quedaremos en el camino principal y no nos desviaremos por los campos ni a un lado ni al otro.
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Véndanos alimentos para comer y agua para beber, y le pagaremos. Solo queremos permiso para pasar por su territorio.
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Los descendientes de Esaú, que viven en Seir, nos permitieron pasar por su tierra, y lo mismo hicieron los moabitas, que viven en Ar. Déjenos pasar hasta que crucemos el Jordán y lleguemos a la tierra que el Señor
nuestro Dios nos da”.
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»Pero Sehón, rey de Hesbón, no nos permitió cruzar, porque el Señor
Dios de ustedes hizo que Sehón se pusiera terco y desafiante, a fin de ayudarlos a derrotarlo, tal como lo hizo.
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»Así que el Señor
me dijo: “Mira, he comenzado a entregarte al rey Sehón y a su tierra. Empieza ya a conquistar y a poseer su territorio”.
32
»Entonces el rey Sehón nos declaró la guerra y movilizó sus fuerzas en Jahaza.
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Sin embargo, el Señor
nuestro Dios lo entregó en nuestras manos, y lo aplastamos a él, a sus hijos y a todo su pueblo.
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Conquistamos todas sus ciudades y los destruimos a todos por completo:
hombres, mujeres y niños. No dejamos a nadie con vida.
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Nos llevamos todo su ganado como botín, junto con todas las cosas de valor que había en las ciudades que saqueamos.