3
Cuando levanté los ojos, vi un carnero con dos cuernos largos, de pie junto al río.
Uno de los cuernos era más largo que el otro, a pesar de que le había crecido después.
4
El carnero embestía todo lo que encontraba a su paso hacia el occidente, el norte y el sur. Nadie podía hacerle frente ni ayudar a sus víctimas. El carnero hacía lo que quería y se hizo muy poderoso.
5
Mientras yo observaba, de pronto apareció un chivo desde el occidente y atravesó el campo con tanta rapidez que ni siquiera tocó la tierra. Este chivo, que tenía un cuerno enorme entre los ojos,
6
se dirigió hacia el carnero de dos cuernos que yo había visto parado junto al río y se abalanzó con furia sobre él.
7
El chivo atacó con violencia al carnero y le dio un golpe que le quebró ambos cuernos. El carnero quedó indefenso y el chivo lo derribó y lo pisoteó. Nadie pudo rescatar al carnero del poder del chivo.
8
El chivo se hizo poderoso, pero cuando alcanzó el máximo de su poder, se quebró el enorme cuerno que tenía. En su lugar crecieron cuatro cuernos prominentes que apuntaban hacia los cuatro puntos cardinales.
9
Luego, de uno de los cuernos prominentes salió un cuerno pequeño cuyo poder creció en gran manera. Se extendía hacia el sur y hacia el oriente y hacia el glorioso territorio de Israel.
10
Su poder llegó hasta los cielos, donde atacó al ejército de los cielos y arrojó a la tierra a algunos de los seres celestiales y a algunas de las estrellas y los pisoteó.
11
Incluso desafió al comandante del ejército de los cielos cancelando los sacrificios diarios que le ofrecían al comandante y destruyendo su templo.
12
No se le permitió al ejército de los cielos responder a esta rebelión. Así que se detuvieron los sacrificios diarios y la verdad fue derrocada. El cuerno tuvo éxito en todo lo que hizo.
13
Entonces oí a dos seres santos que hablaban entre sí. Uno de ellos preguntó:
—¿Cuánto tiempo durarán los sucesos de esta visión? ¿Por cuánto tiempo la rebelión que causa profanación detendrá los sacrificios diarios? ¿Por cuánto tiempo pisotearán el templo y al ejército celestial?
14
El otro le contestó:
—Pasarán dos mil trescientas noches y mañanas; después el templo será restaurado.
15
Gabriel explica la visión
Mientras yo, Daniel, procuraba entender el significado de esta visión, alguien que se parecía a un hombre se paró frente a mí.
16
Entonces oí una voz humana que exclamaba desde el río Ulai: «Gabriel, dile a este hombre el significado de su visión».
17
Cuando Gabriel se acercó al lugar donde yo estaba, me aterroricé tanto que caí rostro en tierra. «Hijo de hombre —me dijo—, debes comprender que los sucesos que has visto en tu visión tienen que ver con el tiempo del fin».
18
Mientras él hablaba, me desmayé y quedé tendido con el rostro contra el suelo, pero Gabriel con un toque me despertó y me ayudó a ponerme de pie.
19
Entonces dijo: «Estoy aquí para explicarte lo que sucederá después, en el tiempo de la ira. Lo que has visto pertenece al fin del tiempo.
20
El carnero con los dos cuernos representa a los reyes de Media y de Persia.
21
El chivo peludo representa al rey de Grecia,
y el cuerno enorme que tiene entre los ojos representa al primer rey del Imperio griego.
22
Los cuatro cuernos prominentes que reemplazaron el cuerno enorme indican que el Imperio griego se dividirá en cuatro reinos, pero que ninguno de ellos será tan grande como el primero.
23
»Al final de sus reinados, cuando el pecado llegue al colmo de su maldad, subirá al poder un rey brutal, un maestro de la intriga.
24
Se volverá muy fuerte, pero no por su propio poder. Provocará una tremenda cantidad de destrucción y tendrá éxito en todo lo que emprenda. Destruirá a líderes poderosos y arrasará al pueblo santo.
25
Será un maestro del engaño y se volverá arrogante; destruirá a muchos de golpe. Hasta entrará en batalla con el Príncipe de príncipes, pero será quebrantado, aunque no por poder humano.
26
»Esta visión sobre las dos mil trescientas noches y mañanas
es verdadera, pero ninguna de esas cosas sucederá sino hasta dentro de mucho tiempo, de modo que mantén esta visión en secreto».
27
Entonces yo, Daniel, quedé abrumado y estuve enfermo durante varios días. Después me levanté y cumplí con mis deberes para con el rey. Sin embargo, la visión me dejó angustiado y no podía entenderla.