8
El rey respondió:
—¡Ya sé lo que se proponen! Están tratando de ganar tiempo porque saben que hablo en serio cuando digo:
9
“¡Si no me cuentan el sueño, están condenados!”. Así que han conspirado para mentirme, con la esperanza de que yo cambie de idea, pero cuéntenme el sueño y entonces sabré que pueden explicarme el significado.
10
Los astrólogos respondieron al rey:
—¡No hay nadie en la tierra que pueda decirle al rey lo que soñó! ¡Y ningún rey, por grande y poderoso que sea, jamás pidió tal cosa a sus magos, brujos o astrólogos!
11
Es imposible cumplir con lo que el rey exige. Nadie, excepto los dioses, puede contar al rey su sueño, pero los dioses no habitan entre los hombres.
12
Cuando el rey oyó esto, se enfureció y mandó a ejecutar a todos los sabios de Babilonia.
13
Entonces, debido al decreto del rey, enviaron hombres para que encontraran y mataran a Daniel y a sus amigos.
14
Cuando Arioc, comandante de la guardia real, llegó a matarlos, Daniel manejó la situación con sabiduría y discreción.
15
Le preguntó a Arioc: «¿Por qué emitió el rey un decreto tan severo?». Entonces Arioc le contó todo lo que había sucedido.
16
Daniel fue a ver al rey inmediatamente y le pidió más tiempo para comunicarle el significado del sueño.
17
Entonces Daniel regresó a casa y contó a sus amigos Ananías, Misael y Azarías lo que había ocurrido.
18
Les rogó que pidieran al Dios del cielo que tuviera misericordia y les revelara el secreto, para que no fueran ejecutados junto con los demás sabios de Babilonia.