30
Y no es porque yo sea más sabio que los demás que conozco el secreto de su sueño, sino porque Dios quiere que su Majestad entienda lo que estaba en su corazón cuando soñó.
31
»En su visión, su Majestad vio frente a sí una enorme estatua resplandeciente de un hombre; daba terror verla.
32
La cabeza de la estatua era de oro fino. El pecho y los brazos eran de plata, el vientre y los muslos de bronce,
33
las piernas eran de hierro y los pies eran una mezcla de hierro y barro cocido.
34
Mientras usted observaba, una roca de una montaña fue cortada, pero no por manos humanas. La roca golpeó los pies de hierro y barro, y los hizo pedazos.
35
La estatua quedó reducida a pequeños trozos de hierro, barro, bronce, plata y oro. Luego el viento se los llevó sin dejar rastro alguno, como la paja cuando se trilla el grano. Sin embargo, la roca que derrumbó la estatua se convirtió en una gran montaña que cubrió toda la tierra.
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»Ese fue el sueño. Ahora explicaremos al rey el significado.
37
Su Majestad, usted es supremo entre los reyes. El Dios del cielo le ha dado soberanía, poder, fuerza y honra.
38
Dios lo ha puesto como gobernante sobre todo el mundo habitado y le ha dado dominio aun sobre las aves y los animales salvajes. Usted es la cabeza de oro.
39
»Ahora bien, después de que termine su reino, surgirá otro reino, inferior al suyo, y ocupará su lugar. Cuando este caiga, un tercer reino, representado por el bronce, surgirá para gobernar el mundo.
40
Después vendrá un cuarto reino, tan fuerte como el hierro. Ese reino destrozará y aplastará a todos los imperios anteriores, así como el hierro destroza y aplasta todo lo que golpea.