2
¡Que me bese con los besos de su boca! Porque mejores son tus amores que el vino.
3
Tus unguentos tienen olor agradable, tu nombre es como unguento purificado; por eso te aman las doncellas.
4
Llévame en pos de ti y corramos juntos. El rey me ha conducido a sus cámaras. EL CORO: Nos regocijaremos y nos alegraremos en ti, exaltaremos tu amor más que el vino. Con razón te aman. LA ESPOSA:
5
Soy morena pero preciosa, oh hijas de Jerusalén, como las tiendas de Cedar, como las cortinas de Salomón.
6
No os fijéis en que soy morena, porque el sol me ha quemado. Los hijos de mi madre se enojaron conmigo; me pusieron a guardar las viñas, y mi propia viña no guardé.
7
Dime, amado de mi alma: ¿Dónde apacientas tu rebaño? ¿Dónde lo haces descansar al mediodía? ¿Por qué he de ser yo como una que se cubre con velo junto a los rebaños de tus compañeros? EL CORO:
8
Si tú no lo sabes, ¡oh la más hermosa de las mujeres!, sal tras las huellas del rebaño, y apacienta tus cabritas junto a las cabañas de los pastores. EL ESPOSO:
9
A mi yegua, entre los carros de Faraón, yo te comparo, amada mía.
10
Hermosas son tus mejillas entre los adornos, tu cuello entre los collares. EL CORO:
11
Adornos de oro haremos para ti, con cuentas de plata. LA ESPOSA:
12
Mientras el rey estaba a la mesa, mi perfume esparció su fragancia.