9
Visión del Hijo del Hombre
Yo, Juan, soy hermano de ustedes, y su compañero en el sufrimiento, en el reino de Dios y en la paciente perseverancia a la que Jesús nos llama. Me exiliaron a la isla de Patmos por predicar la palabra de Dios y por mi testimonio acerca de Jesús.
10
Era el día del Señor, y yo estaba adorando en el Espíritu.
De repente, oí detrás de mí una fuerte voz, como un toque de trompeta,
11
que decía:
12
Cuando me di vuelta para ver quién me hablaba, vi siete candelabros de oro.
13
Y de pie en medio de los candelabros había alguien semejante al Hijo del Hombre.
Vestía una túnica larga con una banda de oro que cruzaba el pecho.
14
La cabeza y el cabello eran blancos como la lana, tan blancos como la nieve, y los ojos eran como llamas de fuego.
15
Los pies eran como bronce pulido refinado en un horno, y su voz tronaba como potentes olas del mar.
16
Tenía siete estrellas en la mano derecha, y una espada aguda de doble filo salía de su boca. Y la cara era semejante al sol cuando brilla en todo su esplendor.
17
Cuando lo vi, caí a sus pies como muerto; pero él puso la mano derecha sobre mí y me dijo:
18
Yo soy el que vive. Estuve muerto, ¡pero mira! ¡Ahora estoy vivo por siempre y para siempre! Y tengo en mi poder las llaves de la muerte y de la tumba.
19
»Escribe lo que has visto, tanto las cosas que suceden ahora, como las que van a suceder.
20
Este es el significado del misterio de las siete estrellas que viste en mi mano derecha y de los siete candelabros de oro: las siete estrellas son los ángeles
de las siete iglesias, y los siete candelabros son las siete iglesias.