8
En aquel día ni una sola persona sabia
quedará en toda la tierra de Edom
—dice el Señor
—.
Pues destruiré en las montañas de Edom
a todos los que tengan entendimiento.
9
Los más poderosos guerreros de Temán
sentirán terror,
y todos en las montañas de Edom
serán exterminados en la masacre.
10
Causas del castigo de Edom
»A causa de la violencia con la que trataste
a tus parientes cercanos de Israel,
te llenarás de vergüenza
y serás destruido para siempre.
11
Cuando tus parientes fueron invadidos,
te mantuviste al margen y te negaste a ayudarlos.
Los invasores se llevaron su riqueza
y echaron suertes para repartirse Jerusalén,
pero tú actuaste como un enemigo de Israel.
12
»No debiste alegrarte
cuando desterraron a tus parientes a tierras lejanas.
No debiste gozarte
cuando el pueblo de Judá sufría semejante desgracia.
No debiste hablar con arrogancia
en ese terrible tiempo de angustia.
13
No debiste saquear la tierra de Israel
mientras ellos sufrían semejante calamidad.
No debiste regodearte de su destrucción
mientras sufrían semejante calamidad.
No debiste robar sus riquezas
mientras sufrían semejante calamidad.
14
No debiste pararte en la encrucijada
para matar a los que intentaban escapar.
No debiste capturar y entregar a los sobrevivientes
en su terrible tiempo de angustia.
15
Destrucción de Edom, restauración de Israel
»¡Se acerca el día cuando yo, el Señor
,
juzgaré a todas las naciones paganas!
Como le hiciste a Israel,
así se hará contigo.
Todas tus malas acciones
recaerán sobre tu cabeza.
16
Así como te tragaste a mi pueblo
en mi monte santo,
así tú y las naciones vecinas
se tragarán el castigo que derramaré sobre ti.
Sí, todas las naciones beberán, se tambalearán
y desaparecerán de la historia.
17
»Sin embargo, Jerusalén
será un refugio para los que escapen;
será un lugar santo.
Y el pueblo de Israel
regresará
para reclamar su herencia.
18
El pueblo de Israel será un fuego violento
y Edom un campo de hierba seca.
Los descendientes de José serán una llama que rugirá a través del campo,
devorándolo todo.
No quedará nadie con vida en Edom.
¡Yo, el Señor
, he hablado!