2
Y las llevó a Baala de Judá
para traer de regreso el arca de Dios, que lleva el nombre del Señor
de los Ejércitos Celestiales,
quien está entronizado entre los querubines.
3
Así que pusieron el arca de Dios en una carreta nueva y la retiraron de la casa de Abinadab, que estaba en una colina. Al salir de la casa, Uza y Ahío, hijos de Abinadab, guiaban la carreta
4
que cargaba el arca de Dios. Ahío caminaba delante del arca.
5
David y todo el pueblo de Israel celebraban ante el Señor
, entonando canciones
y tocando todo tipo de instrumentos musicales: liras, arpas, panderetas, castañuelas y címbalos.
6
Cuando llegaron al campo de trillar de Nacón, los bueyes tropezaron, y Uza extendió la mano para sujetar el arca de Dios.
7
Entonces se encendió el enojo del Señor
contra Uza, y Dios lo hirió de muerte debido a lo que hizo.
Así fue como Uza murió allí mismo junto al arca de Dios.
8
Entonces David se enojó porque la ira de Dios se había desatado contra Uza y llamó a ese lugar Fares-uza (que significa «desatarse contra Uza»), nombre que conserva hasta el día de hoy.
9
Ahora David tenía miedo del Señor
y preguntó: «¿Cómo podré regresar el arca del Señor
para que esté bajo mi cuidado?».
10
Por lo tanto, David decidió no trasladar el arca de Dios a la Ciudad de David, sino que la llevó a la casa de Obed-edom, en Gat.
11
El arca del Señor
permaneció en la casa de Obed-edom por tres meses, y el Señor
bendijo a Obed-edom y a los de su casa.
12
Entonces le dijeron al rey David: «El Señor
ha bendecido a los de la casa de Obed-edom y a todo lo que tiene a causa del arca de Dios». Luego David fue y llevó el arca de Dios de la casa de Obed-edom a la Ciudad de David con gran celebración.