18
Cuando terminó de ofrecer los sacrificios, David bendijo al pueblo en el nombre del Señor
de los Ejércitos Celestiales.
19
Después repartió a todos los israelitas que estaban allí reunidos, tanto hombres como mujeres, una hogaza de pan, un pastel de dátiles
y un pastel de pasas de uva. Luego todos regresaron a su casa.
20
Cuando David regresó a su hogar para bendecir a su propia familia, Mical, la hija de Saúl, salió a su encuentro y le dijo indignada:
—¡Qué distinguido se veía hoy el rey de Israel, exhibiéndose descaradamente delante de las sirvientas tal como lo haría cualquier persona vulgar!
21
David le replicó a Mical:
—¡Estaba danzando delante del Señor
, quien me eligió por encima de tu padre y de su familia! Él me designó como el líder de Israel, el pueblo del Señor
, y de este modo celebro delante de él.
22
¡Así es, y estoy dispuesto a quedar en ridículo e incluso a ser humillado ante mis propios ojos! Pero esas sirvientas que mencionaste, ¡de seguro seguirán pensando que soy distinguido!
23
Y Mical, la hija de Saúl, nunca tuvo hijos en toda su vida.