2
En el pasado,
cuando Saúl era nuestro rey, en realidad era usted quien dirigía a las fuerzas de Israel. Y el Señor
le dijo: “Tú serás el pastor de mi pueblo Israel; tú serás el líder de Israel”».
3
De modo que allí en Hebrón el rey David hizo un pacto ante el Señor
con todos los ancianos de Israel, y lo ungieron rey de Israel.
4
David tenía treinta años cuando comenzó a reinar, y reinó cuarenta años.
5
Había reinado sobre Judá desde Hebrón siete años y seis meses, y desde Jerusalén reinó sobre todo Israel y Judá por treinta y tres años.
6
David toma a Jerusalén
Luego David guió a sus hombres a Jerusalén para pelear contra los jebuseos, los habitantes originarios de esa tierra, que vivían allí. Los jebuseos se mofaban de David: «¡Jamás entrarás aquí! ¡Hasta los ciegos y los cojos pueden impedir que ingreses!». Pues los jebuseos pensaban que estaban a salvo.
7
Pero David tomó la fortaleza de Sión, la que ahora se llama Ciudad de David.
8
El día del ataque, David les dijo a sus tropas: «Odio a esos jebuseos “ciegos” y “cojos”.
Todo el que ataque la ciudad, que haga su entrada por el túnel de agua».
Este es el origen del dicho: «Ni el ciego ni el cojo pueden entrar en la casa».
9
Así que David hizo de la fortaleza su casa y la llamó la Ciudad de David. Extendió la ciudad, comenzando desde los terraplenes,
y continuó hacia adentro.
10
David se hacía cada vez más poderoso, porque el Señor
Dios de los Ejércitos Celestiales estaba con él.
11
Luego Hiram, rey de Tiro, envió mensajeros a David, junto con madera de cedro, así como carpinteros y canteros, quienes construyeron un palacio para David.
12
Entonces David se dio cuenta de que el Señor
lo había confirmado como rey de Israel y que había bendecido su reino por amor a su pueblo Israel.
13
Después de mudarse de Hebrón a Jerusalén, David tomó más concubinas y esposas, y ellas tuvieron más hijos e hijas.
14
Estos son los nombres de los hijos de David que nacieron en Jerusalén: Samúa, Sobab, Natán, Salomón,
15
Ibhar, Elisúa, Nefeg, Jafía,
16
Elisama, Eliada y Elifelet.
17
David conquista a los filisteos
Cuando los filisteos se enteraron de que David había sido ungido rey de Israel, movilizaron todas sus fuerzas para capturarlo; pero le avisaron a David que venían, así que entró en la fortaleza.
18
Los filisteos llegaron y se desplegaron por todo el valle de Refaim.
19
Entonces David le preguntó al Señor
:
—¿Debo salir a pelear contra los filisteos? ¿Los entregarás en mis manos?
El Señor
le contestó a David:
—Sí, adelante. Te aseguro que te los entregaré.
20
Entonces David fue a Baal-perazim y allí derrotó a los filisteos. «¡El Señor
lo hizo! —exclamó David—. ¡Él irrumpió en medio de mis enemigos como una violenta inundación!». Así que llamó a ese lugar Baal-perazim (que significa «el Señor que irrumpe»).
21
Los filisteos abandonaron allí sus ídolos, y David y sus hombres los confiscaron.
22
Pero poco tiempo después, los filisteos volvieron y de nuevo se desplegaron en el valle de Refaim.