8
»Entonces la tierra se estremeció y tembló;
se sacudieron los cimientos de los cielos;
temblaron a causa de su enojo.
9
De su nariz salía humo a raudales,
de su boca saltaban violentas llamas de fuego;
carbones encendidos se disparaban de él.
10
Abrió los cielos y descendió;
había oscuras nubes de tormenta debajo de sus pies.
11
Voló montado sobre un poderoso ser angelical,
remontándose
sobre las alas del viento.
12
Se envolvió con un manto de oscuridad
y ocultó su llegada con densas nubes de lluvia.
13
Un gran resplandor brilló alrededor de él,
y carbones encendidos
se dispararon.
14
El Señor
retumbó desde el cielo;
la voz del Altísimo resonó.
15
Disparó flechas y dispersó a sus enemigos;
destelló su relámpago, y ellos quedaron confundidos.
16
Luego, a la orden del Señor
,
a la ráfaga de su aliento,
pudo verse el fondo del mar,
y los cimientos de la tierra quedaron al descubierto.
17
»Él extendió la mano desde el cielo y me rescató;
me sacó de aguas profundas.
18
Me rescató de mis enemigos poderosos,
de los que me odiaban y eran demasiado fuertes para mí.