40
Ceñísteme de fortaleza para la batalla, Y postraste debajo de mí los que contra mí se levantaron.
41
Tú me diste la cerviz de mis enemigos, De mis aborrecedores, y que yo los destruyese.
42
Miraron, y no hubo quien los librase; A Jehová, mas no les respondió.
43
Yo los desmenuzaré como polvo de la tierra; Hollarélos como á lodo de las plazas, y los disiparé.
44
Tú me libraste de contiendas de pueblos: Tú me guardaste para que fuese cabeza de gentes: Pueblos que no conocía, me sirvieron.
45
Los extraños titubeaban á mí: En oyendo, me obedecían.
46
Los extraños desfallecían, Y temblaban en sus escondrijos.
47
Viva Jehová, y sea bendita mi roca; Sea ensalzado el Dios, la roca de mi salvamento:
48
El Dios que me ha vengado, Y sujeta los pueblos debajo de mí:
49
Y que me saca de entre mis enemigos: Tu me sacaste en alto de entre los que se levantaron contra mi: Librásteme del varón de iniquidades.
50
Por tanto yo te confesaré entre las gentes, oh Jehová, Y cantaré á tu nombre.
51
El que engrandece las saludes de su rey, Y hace misericordia á su ungido, A David, y á su simiente, para siempre.