12
Tú lo hiciste en secreto, pero yo haré que esto suceda abiertamente a la vista de todo Israel”.
13
David confiesa su culpa
Entonces David confesó a Natán:
—He pecado contra el Señor
.
Natán respondió:
—Sí, pero el Señor
te ha perdonado, y no morirás por este pecado.
14
Sin embargo, como has mostrado un total desprecio por el Señor
con lo que hiciste, tu hijo morirá.
15
Después que Natán regresó a su casa, el Señor
le envió una enfermedad mortal al hijo que David tuvo con la esposa de Urías.
16
Así que David le suplicó a Dios que perdonara la vida de su hijo, y no comió, y estuvo toda la noche tirado en el suelo.
17
Entonces los ancianos de su casa le rogaban que se levantara y comiera con ellos, pero él se negó.
18
Finalmente, al séptimo día, el niño murió. Los consejeros de David tenían temor de decírselo. «No escuchaba razones cuando el niño estaba enfermo —se decían—, ¿qué locura hará cuando le digamos que el niño murió?».
19
Cuando David vio que susurraban entre sí, se dio cuenta de lo que había pasado.
—¿Murió el niño? —preguntó.
—Sí —le contestaron—, ya murió.
20
De inmediato David se levantó del suelo, se lavó, se puso lociones
y se cambió de ropa. Luego fue al tabernáculo a adorar al Señor
y después volvió al palacio donde le sirvieron comida y comió.
21
Sus consejeros estaban asombrados.
—No lo entendemos —le dijeron—. Mientras el niño aún vivía, lloraba y rehusaba comer. Pero ahora que el niño ha muerto, usted terminó el duelo y de nuevo está comiendo.
22
—Ayuné y lloré —respondió David— mientras el niño vivía porque me dije: “Tal vez el Señor
sea compasivo conmigo y permita que el niño viva”.
23
Pero ¿qué motivo tengo para ayunar ahora que ha muerto? ¿Puedo traerlo de nuevo a la vida? Un día yo iré a él, pero él no puede regresar a mí.
24
Luego David consoló a Betsabé, su esposa, y se acostó con ella. Entonces ella quedó embarazada y dio a luz un hijo, y David
lo llamó Salomón. El Señor
amó al niño
25
y mandó decir por medio del profeta Natán que deberían llamarlo Jedidías (que significa «amado del Señor
») como el Señor
había ordenado.
26
David conquista Rabá
Mientras tanto, Joab luchaba contra la ciudad de Rabá, la capital de Amón, y tomó las fortificaciones reales.
27
Entonces Joab envió mensajeros a David para decirle: «He peleado contra Rabá y he capturado el suministro de agua.
28
Ahora traiga al resto del ejército y tome la ciudad; de lo contrario, yo seré quien la conquiste y reciba el reconocimiento por la victoria».
29
Entonces David reunió al resto del ejército y fue a Rabá, peleó contra la ciudad y la tomó.
30
David quitó la corona de la cabeza del rey
y la colocaron sobre la de él. La corona estaba hecha de oro con gemas incrustadas y pesaba treinta y cuatro kilos.
Además, David se llevó un enorme botín de la ciudad.
31
También hizo esclavos a los habitantes de Rabá y los forzó a trabajar con
sierras, picos y hachas de hierro, y a trabajar en los hornos de ladrillos.
Así trató a la gente de todas las ciudades amonitas. Luego David regresó a Jerusalén con todo el ejército.