11
Al escuchar las noticias, David y sus hombres rasgaron sus ropas en señal de dolor.
12
Hicieron duelo, lloraron y ayunaron todo el día por Saúl y su hijo Jonatán, también por el ejército del Señor
y por la nación de Israel, porque ese día habían muerto a espada.
13
Luego David le dijo al joven que trajo la noticia:
—¿De dónde eres?
—Soy un extranjero —contestó—, un amalecita que vive en su tierra.
14
—¿Y cómo no tuviste temor de matar al ungido del Señor
? —le preguntó David.
15
Entonces le ordenó a uno de sus hombres:
—¡Mátalo!
Enseguida el hombre le clavó su espada al amalecita y lo mató, y David dijo:
16
—Te condenaste a ti mismo al confesar que mataste al ungido del Señor
.
17
Canto de David por Saúl y Jonatán
David compuso un canto fúnebre por Saúl y Jonatán,
18
y ordenó que se lo enseñaran al pueblo de Judá. Es conocido como el
y está registrado en
:
19
¡Oh Israel, tu orgullo y tu alegría yacen muertos en las colinas!
¡Oh, cómo han caído los héroes poderosos!
20
No lo anuncien en Gat,
ni lo proclamen en las calles de Ascalón,
o las hijas de los filisteos se alegrarán
y los paganos se reirán con aires de triunfo.
21
Oh montes de Gilboa,
que no caiga sobre ustedes lluvia ni rocío,
ni haya campos fructíferos que produzcan ofrendas de grano.
Pues fue allí donde se contaminó el escudo de los héroes poderosos;
el escudo de Saúl ya no será ungido con aceite.